Tengo varios días tratando de entender qué es lo que tiene el iPad mini que me gusta tanto, que me hace usarlo aún más que su hermano mayor. Qué hace que me tenga que comer las palabras que decía con bastante entusiasmo hace unos meses «No hace falta un iPad más pequeño» o «un iPad mini sería un error«. Pero aquí estoy, escribiendo esta reseña, mirando la tablet y pensando «¿Dónde habías estado toda mi vida?»
A diferencia de lo que muchos pensarían, la primera impresión cuando sostienes el iPad mini en la mano no es su tamaño es su peso. Es sumamente ligero, apenas 308 gramos. Apple ha aplicado el mismo razonamiento de diseño del iPhone: colores negro/grafito o blanco/plata, uso de materiales como el metal, bordes biselados, mismos cortes y elementos, inclusive los botones laterales son del mismo color que el resto del aparato. Si el iPhone 5 es construido como un reloj suizo de lujo, el iPad mini es equivalente a un auto deportivo europeo, pequeño, pero demasiado atractivo.
No hay ninguna otra tablet en la misma categoría que se acerque a la belleza, calidad de construcción, y prestaciones por tamaño. El hecho de tener una pantalla con aspecto 4:3 permite mostrar hasta un 42% más que otros dispositivos similares, sin aumentar el tamaño de todo el aparato.
La segunda impresión (si ya eres usuario de un aparato con pantalla retina) es que este no la tiene. Si antes nos parecía un poco “exquisito” aquello de no ver los pixeles individuales, el volver a una pantalla “no retina” puede ser extraño, puede llegar a ser una decepción, si eres exigente con los detalles.
Impresiona que dos pulgadas pueden hacer tanta diferencia en tamaño y peso. Seguida por una sorpresa prolongada a lo largo que pasan los días que realmente no puedes dejar de usarlo, que en este tipo de dispositivos, contrario a lo que muchos pensábamos antes, el peso hace una diferencia inmensa.
Mi dilema estos días es: ¿me gusta tanto el iPad mini por su tamaño o me gusta por lo extremamente liviano que es? Si Apple vendiera un iPad de 10 pulgadas de 300 gramos de peso, ¿tendría preferencia por ese? Honestamente no lo se. Lo que tengo claro es que, si te olvidas de las características técnicas, tienes en tus manos algo que se acerca a la perfección de lo que un dispositivo móvil debería ser.
Pantalla
La aproximación al gadget invisible del cual hablo bastante en mis reseñas de dispositivos de Apple es aún más evidente en el diseño industrial del iPad mini. Los bordes alrededor de la pantalla son aún más pequeños dándole a esta aún más importancia.
Esto es importante entender, porque en el mundo post-PC, más importante que las capacidades del dispositivo, es lo que te permite hacer. Y todo lo que el iPad te permite hacer está centrado en la experiencia que tienes con la pantalla.
En ese sentido la calidad es similar a la pantalla del iPad original o el iPad 2, pero con dos diferencias considerables:
- Tecnología IPS, que mejora considerablemente los ángulos de visión, ofrece colores mucho más vivos tiempos de respuesta menores
- Misma cantidad de pixeles, pero en un espacio más pequeño, por lo tanto, todos están más juntos y hace que las cosas sea vean “mejor”. No es lo mismo 1024×768 en 8 pulgadas que 1024×768 en 10. El iPad mini ofrece 163 pixeles por pulgada mientras que el iPad 2 ofrece 132.
La experiencia en pantalla es exactamente la misma que con otro iPad. Nada cambia. El aspecto es el mismo, todo es un poquito más pequeño, no hay ningún otro cambio perceptible. Quienes estaban preocupados en una degradación de la experiencia de uso en una pantalla menor a 10 pulgadas pueden estar tranquilos, es inexistente.
Esto sucede, sobre todo, porque en Apple se decidió que la pantalla tenga el mismo aspecto (4:3) que en la versión “grande” , por lo tanto no hay que re-diseñar las aplicaciones para este tamaño, no hay que hacer modificaciones de ningún tipo. Se comportan simple y sencillamente igual.
Pero puedes ver los pixeles, que es una de mis dos únicas críticas al dispositivo. Apple nos ha acostumbrado a las pantallas retina. iPad, iPhone, iPod touch, MacBook Pro 13” y MacBook Pro 15” tienen pantallas donde es imposible diferenciar pixeles individuales. No es el caso del iPad mini, que, aunque se traten de 8 pulgadas, y más pixeles por pulgada, los sigo viendo.
Creo que parte de la “Experiencia Apple” (si eso existe) es que cada elemento gráfico en sus interfaces se vea lo mejor posible. Ese nivel de calidad lo impusieron con las pantalla retina. Me tenían feliz y me lo han quitado. Con los días te acostumbras a no usar una pantalla retina, es cierto y es una situación de “unas por otras”: mucho menos peso, a cambio de una pantalla no tan buena. En caso que realmente necesites retina, eliges el iPad más pesado. Al menos esa será la situación durante 2012.
Si la pantalla retina es tan importante, ¿por qué ofrecer entonces un iPad mini sin esta característica? La respuesta es curiosa: ¿Se han fijado que aún cuando estamos en la cuarta generación de iPad de 10 pulgadas, Apple sigue vendiendo el iPad 2 que no tiene pantalla retina? Es porque sigue siendo muy vendido lo cual significa que no a todo el mundo le hace falta una pantalla con tanta resolución. Al menos no ahora y al menos es una ventaja que muchos están dispuestos a “sacrificar” a cambio de precios más bajos.
Desempeño
El iPad mini incluye el mismo procesador que el iPad 2, un A5 de doble núcleo. ¿Eso significa que tiene un desempeño comparable? No necesariamente.
De acuerdo a Geekbench, el iPad mini tiene una calificación de 751, lo cual es no solo más rápido que el iPad 2 (721), sino que está a la par con la velocidad del iPad de tercera generación (758). Definitivamente no es posible compararlo con el número arrojado por el iPad de cuarta generación (un impresionante 1.763) pero en el día a día es más que suficiente para la gran mayoría de las cosas que hacemos. Inclusive juegos. Con más capacidad llegan aplicaciones que lo aprovechan mejor, pero durante estos meses siento que es más que suficiente.
Aún así me gustaría ver más, y esta es mi segunda crítica. Se que hay un compromiso de precio, pero al volumen de venta que generará el iPad mini no debería ser un problema. Un procesador A6 similar al incluido en el iPhone 5 lo acercaría un poco más a la perfección.
Conectividad
El iPad mini que estoy usando para esta reseña es la versión Wi-Fi. La variante con 3G/LTE no estará disponible hasta finales de noviembre, por lo cual no puedo darles detalles de las velocidades efectivas que se pueden alcanzar conectado a una operadora móvil. Sabemos que este aspecto genera bastante interés, sobre todo después de ver que, aunque en lugares como España no tenemos todavía acceso a LTE, logramos alcanzar velocidades de 20 megas por segundo con HDSPA+ en el iPhone 5.
Esperamos en unas semanas tener acceso a una unidad de prueba con 3G y hacer un análisis específico en este aspecto.
En cuanto a Wi-Fi, al igual que anteriores iPads, no solo podemos conectarnos a redes 802.11g, también a redes 802.11n en el espectro de 5GHz que alcanzan velocidades de 54 megas por segundo o más, lo cual viene bastante bien cuando se trata de hacer stream de video de alta calidad.
Batería
La batería es probablemente uno de los aspectos que más me han sorprendido del iPad mini y que superan los números prometidos por Apple. Aseguran unas diez horas con uso normal (navegación, conectado al Wi-Fi, reproducir vídeos, música) pero en el día a día puede ser más. No es raro que el tiempo de uso supere las once horas.
Bastante impresionante.
Textos: ALT140