Presentadas como la máxima expresión de la autogestión y el poder popular, el presidente venezolano, Hugo Chávez, se dispone a instaurar el estado de las «comunas socialistas» en Venezuela, una nueva forma de organización administrativa que ha encendido las alarmas de la oposición.
Desde su aparición en el nuevo programa de Gobierno, el estado comunal ha centrado la atención mediática y política del país, donde el entusiasmo oficialista se enfrenta al temor opositor a un adoctrinamiento político, la sustitución de alcaldías y gobernaciones, e incluso, a una deriva comunista del país.
El objetivo de Chávez, reelegido en octubre bajo la promesa de volver irreversible su revolución socialista, es que para el término de su cuarto mandato, en 2019, siete de cada diez venezolanos vivan bajo la figura de la «comuna socialista».
Con un ministerio desde 2009 y una Ley Orgánica aprobada en diciembre de 2010 pero aún pendiente de desarrollo, las comunas agrupan comunidades de vecinos que autogestionan sus necesidades en base a proyectos socio-productivos con recursos y competencias transferidas por el Estado.
Cada una de ellas debe tener su Carta Comunal, que regula la vida comunitaria, Parlamento Comunal, Banco Comunal e incluso, prevé, una moneda propia para el trueque.
Pese a que el Gobierno aspira a crear 3.000 comunas en los próximos seis años sobre los más de 40.000 consejos comunales del país, no existe aún ninguna registrada legalmente, aunque hay varias en proceso de constitución como la de «Casalta III Raíces».
Al caer la noche en esa popular barriada del oeste de Caracas una veintena de vecinos se apresura a llegar a la sesión semanal de su parlamento comunal, uno de los pocos en Venezuela, ubicado en un antiguo galpón abandonado.
Sentados en círculo en sillas de plástico rojas, los parlamentarios de Casalta, la mayoría mujeres que superan la cincuentena -alguna llega a los 80- debaten sobre cómo convertir esta agrupación de 18 consejos comunales y 30.000 ciudadanos en una comuna reconocida jurídicamente.
María Francisca Castellanos, jubilada de 62 años que se define como una «soldada» de Chávez, asegura que en la comuna trabajan «como hormiguitas» para «planificar y que todos vayamos mejor».
Noel Martínez, un convencido izquierdista de 56 años, cree que la comuna acaba con «las comunidades como simples receptoras de políticas públicas y de limosnas».
Según explicó a Efe solo en 2012, la comunidad recibió del Estado 3.122 millones de bolívares (726 millones de dólares) para impulsar su proyecto de autogestión con la instalación de una panadería, un un abasto y una ferretería estatales en ese almacén.
«Estaban llegando muchos recursos producto de proyectos y necesitábamos organizarnos, pero también evaluar, controlar», argumentó.
No piensan lo mismo en la oposición, donde cuestionan esta nueva forma de organización administrativa, que gestionará recursos y competencias hasta ahora en manos de otras instituciones y que, según ellos, estará politizada.
«Es importante que el país sepa que las comunas no son el pueblo organizado, sino mecanismos para que un partido político controle la vida de todo nuestro pueblo; y eso es ilegal», considera el excandidato presidencial y líder opositor, Henrique Capriles.
Al rechazar cualquier acción que «pretenda liquidar alcaldías y gobernaciones», el aspirante a la reelección en el estado Miranda (centro) recordó recientemente que en 2007 los venezolanos tumbaron una reforma constitucional que, entre otros aspectos, quería dar un rango superior al sistema comunal.
Comparándolo con los soviets de la extinta Unión Soviética, las comunas de la China de Mao y destacando su «marcada tendencia marxista y comunistoide», el alcalde del municipio caraqueño de Baruta, Gerardo Blyde, también rechaza la instauración de este modelo. Sin embargo, la organización en consejos comunales es habitual en barrios opositores de Caracas.
En la zona residencial de Caracas de Los Palos Grandes funciona desde 2006 el consejo comunal Norse en el que, según explica uno de sus portavoces, Domenico Helmeyer, «se trabaja sin tocar temas políticos».
Las comunas forman parte de un «proceso generado naturalmente», señaló a Efe el politólogo Nicmer Evans, al destacar que Venezuela tiene una fuerte tradición de organizaciones ciudadanas. «Yo no veo inviable la consolidación del estado comunal, pero sin duda alguna que es un poco difícil porque son procesos que no se decretan. Lo que seguro que va a haber es un gran esfuerzo para que esa meta se logre y, si no se logra, por lo menos se va aproximando», indicó.
EFE