Las facciones islamistas rebeldes de Siria rechazaron el lunes a la nueva coalición opositora que es respaldada por Occidente y declararon unilateralmente un Estado islámico en la asediada ciudad de Alepo, un indicio de las obstinadas divisiones entre los que buscan derrocar al presidente Bashar Assad.
La decisión pone en evidencia la lucha por el rumbo de la rebelión en un momento en que la oposición trata de ganarse la confianza de Occidente y asegurar un flujo de armas para combatir al régimen. El creciente perfil de la facción extremista entre los rebeldes podría ser la ruina de esos esfuerzos.
Estas divisiones han socavado a la oposición durante la sublevación, que se ha convertido en una guerra civil. De acuerdo con activistas, casi 40.000 personas han muerto desde que el conflicto comenzó hace 20 meses. Los combates han sido particularmente extremos en Alepo, la ciudad más grande de Siria y un importante frente en la guerra civil desde mediados de año.
Salman Shaikh, director del Brookings Doha Center en Qatar, dijo el lunes que el anuncio de los islamistas desestabilizará tanto a partidarios occidentales como a grupos dentro de Siria que apoyan a la coalición opositora, que van desde seculares hasta la minoría cristiana.
«Ellos tienen que sentir que el futuro de su país puede estar escapándose», dijo Shaikh. «Esta es una señal de las cosas por venir entre más tiempo pase. Los grupos islamistas y extremistas estarán formando cada vez más alianzas y haciéndose cargo de asuntos por sus propias manos». Occidente está particularmente preocupado de enviar armas a los rebeldes por temor de que puedan terminar en manos de extremistas.
En Washington, la vocera del Departamento de Estado, Victoria Nuland informó que desde que el nuevo grupo opositor apoyó el pluralismo y la tolerancia «no nos sorprende que aquellos que quieren un estado extremista, o un estado fuertemente islámico en Siria, opinen sobre esto».
Los islámicos extremistas manifestaron a través de un video que no quieren tener nada que ver con el bloque y que han preferido formar un «Estado islámico» en la asediada ciudad de Alepo.
Fue una reacción a la Coalición Nacional Siria para las Fuerzas Opositoras y Revolucionarias, formada el 11 de noviembre para unificar a los grupos que buscan derrocar a Assad. La coalición dirigida por un clérigo musulmán popular es vista como una forma de contrarrestar la creciente influencia de los extremistas islámicos en la rebelión, que comenzó hace 20 meses y que ha cobrado más de 36.000 vidas.
La declaración —de 13 facciones radicales y difundida el domingo por la noche en un cibersitio miliciano— indica que ciertos elementos extremistas —como Jabhat al-Nusra, inspirado en al-Qaida_, desconfían de la nueva coalición. Rechazaron lo que calificaron como un «proyecto extranjero» y declararon «Estado islámico» a Alepo.
«Somos los representantes de las formaciones de combate en Alepo y declaramos nuestro rechazo al proyecto conspirativo, la así llamada alianza nacional», dijo el comunicado. «Hemos acordado por unanimidad establecer urgentemente un estado islámico y rechazar cualquier proyecto extranjero».
Elizabeth A. Kennedy / AP