El tenor español Plácido Domingo se convirtió ayer en embajador de buena voluntad de la Unesco por su carrera “excepcional” y por “su esfuerzo por llevar la música clásica a todo el mundo”, dijo su directora general, Irina Bokova, durante la ceremonia.
“Aunque pase el tiempo, este tipo de reconocimientos me emocionan mucho” el cantante, que confesó su deseo de comenzar a colaborar cuanto antes con una institución “que trabaja en tantos frentes”.
Este es el segundo galardón que el español recibe en poco más de una semana, tras ser homenajeado con el prestigioso anillo de honor de la Ópera de Viena el pasado día 14, y se une a la interminable lista de premios recibidos.
Su nombramiento como embajador de buena voluntad pretende reconocer una carrera artística “excepcional”, explicó Bokova, pero también el apoyo “inestimable” que Domingo (Madrid, 1941) ofrece a jóvenes músicos de ópera mediante iniciativas como el concurso Operalia.
Durante su discurso de agradecimiento, en el que quizá a causa de los nervios habló en una mezcla de español, francés e inglés, el artista insistió en la importancia de la música clásica para educar a las nuevas generaciones.
Lamentó que, pese a encontrarse “a años luz” en términos de complejidad de la música pop, siga siendo la gran desconocida del gran público y especialmente de los más jóvenes, por lo que insistió en acercarla a las escuelas para que forme parte integral de la enseñanza.
“Mi sueño es que la música clásica se aprenda en todas las escuelas”, dijo el cantante, que apuesta por acercar a los más pequeños a este género de forma “sencilla y entretenida”.
Domingo, que continua enlazando proyectos a sus 71 años, se comprometió a participar en todas las iniciativas que la Unesco le proponga para hacerse “digno” de su título de embajador de buena voluntad en el organismo.
El artista, que “tras muchos años de ir por libre” acaba de firmar un contrato en exclusiva con la discográfica Sony Classical, ha querido estrenarse en el sello con algo diferente, y producto de ello es el disco que acaba de publicar, llamado “Songs”, en el que canta música ligera a dúo con intérpretes como la británica Susan Boyle o la francesa Zaz.
Domingo aseguró que, “aunque llegará el día de retirarse”, de momento sigue descubriendo nuevos estilos -últimamente ha cantado óperas de barítono- y se sigue sintiendo bien con su público, por lo que con suerte aún le quedan muchas cosas por ofrecer.
En su apuesta por los nuevos talentos, tras el acto de hoy, se celebraron un concierto benéfico y una cena de gala en la misma sede del organismo establecido en París, en la que actuaron las sopranos Micaëla Oeste y Angel Blue participantes de su concurso Operalia.
Agencias