Si no hay soluciones posibles, es mejor una separación amistosa que un resentimiento de por vida, al que se le suma un daño causado que se convierte en irreparable por más que exista arrepentimiento sincero de por medio
Aunque la infidelidad puede ser vista de diferentes maneras e incluso hasta se puede justificar para algunos de la forma más absurda hasta afirmar que es algo genético, instintivo e irracional, lo cierto es que una vez que se produce genera un daño que siempre será irreparable que, en un primer momento, se traduce en dolor; luego, decepción y finalmente, la confianza se reemplaza por inseguridad y temor.
Por consiguiente, en lugar de ser infiel, es mejor hablar para mejorar el estado de las cosas o en su defecto cuando la solución a los problemas no parece posible, llegar a una separación amistosa resulta más prudente que lamentar haber sido infiel para dejar una estela de depresión y rencor.
Reacciones tras una infidelidad
Aunque algunos piensan que una infidelidad es consecuencia de que algo anda mal en la relación, así que una vez que se origina habrá que preguntarse cuál habrá sido la causa de caer en ella y luego iniciar un proceso para tratar de recuperar la relación; para otros, en cambio, una vez que uno de los miembros del vínculo ha sido infiel ya no hay vuelta atrás porque quien recurre a la traición ya dejó de amar, y por eso le es fácil engañar.
Por consiguiente, con ayuda especializada o sin ella, dependerá de cada pareja averiguar cuál de las reacciones es digna de considerar en un camino que tiene dos vertientes: el que fue infiel busca reparar el daño causado a su pareja para tratar de recuperar la confianza, la primera; o el agraviado decide separarse porque cree que sin importar lo que haga su cónyuge nunca volverá a confiar, la segunda.
A lo anterior se suma que muchos piensan que cuando hay amor también existe la posibilidad de continuar la relación, pero habrá que luchar con la sospecha constante que se traduce en temor de que, tarde o temprano, la pareja vuelva a ser infiel, ya que cuando se da la infidelidad se sustituye la confianza por la inseguridad y el temor. No obstante, depende también de cómo haya sido la infidelidad, ya que si es una relación, con sentimientos de por medio; olvidar y perdonar, a veces, puede resultar imposible.
Cuando se quiere mantener la relación
Algunos vínculos subsisten después de unas tantas crisis, entre ellas puede ser la infidelidad, otros, tarde o temprano, terminan en una separación que aunque querían evitar resulta la mejor opción porque uno de los dos se desilusiona tanto que deja de amar a pesar de que en algún momento haya creído que ese amor era eterno, pero, de igual manera, cuando no le importe poner en riesgo el vínculo, también, así lo niegue, el fiel ha dejado de lado ese amor o ha perdido el interés en el bienestar del otro.
A lo anterior se suma que después de que se haya decidido ser infiel y con ello poner en riesgo la relación puede ser que se concluya que por ese desliz, cuando se trata de algo pasajero, no valía poner en peligro una vínculo en la que existían compromisos que se traducían en respeto, lo que no se logra fácilmente sino que se consigue después de un buen tiempo haber trabajado por ello, así que luego del desacierto viene el arrepentimiento y con él las ganas de recuperar el nexo aunque ello resulte cuesta arriba porque algo muy valioso se fracturó en esa relación.
Definitivamente, es difícil aunque no imposible rescatar un vínculo después de una infidelidad porque una vez que se produce se acaba con la confianza que es casi imposible de restituir, así que antes de ser infiel se debe analizar sí vivir una aventura intrascendente merece sacrificar una relación sentimental ya constituida.
Asimismo, a la larga, puede pesar porque ningún vínculo puede ser sano cuando para darse acaba con una unión ya establecida. Esto significa que quien es infiel e inicia otra relación, puede volver a ser infiel en ese nuevo nexo y quien lo permite, lo acepta y lo comparte puede también caer en adulterio porque en su momento no le importó acabar con una relación consolidada.
Del mismo modo, existen diferentes clases de infidelidades. Lo es lo mismo una aventura intrascendente de una noche que una relación constituida con otra persona. Aunque ninguno de los dos casos es justificable, el segundo es mucho peor. Rescatar la relación es prácticamente imposible aunque todo dependerá del grado de arrepentimiento de quien comete el adultero; en concreto, de cuánta sinceridad expresa de su remordimiento; y de la capacidad de perdonar del cónyuge que ha sido agraviado.
Ser infiel nunca debe ser una opción
Asimismo, aunque algunos dicen que la infidelidad es la consecuencia de algo que hace rato anda mal y hasta la víctima termina siendo culpable, cuando en una relación existan problemas es mejor hablarlos, para buscar solucionarlos antes de ser infiel y de esa manera causar un daño irreparable que, a veces, ni el tiempo ayuda a superar aunque sí a sobrellevar porque, al final, en la relación, el que más pierda sea el que ha sido infiel. Ello se traduce que cuando se forma parte de un vínculo que no vale la pena continuar, es preferible acabarlo, tomarse un tiempo e iniciar otro realmente sano.
Por lo anterior, antes de ser infiel lo mejor debe ser sincerarse con la pareja para ver qué anda mal en la relación y buscar solucionarlo, sino no se dan acuerdos que beneficien a los miembros por igual y el deseo de mantenerse juntos, es mejor proferir un adiós definitivo para terminar en buenos términos antes que lastimar a quien con nosotros ha compartido un tiempo significativo de nuestras vidas.
¿Ser o no infiel?
Antes de ser infiel analiza que te está llevando a ello y busca negociar con tu pareja para sanar o resolver aquello que genere decepción, incertidumbre o desconcierto en vez de ilusión de estar juntos como también reafirmación de los sentimientos.
Si no hay soluciones posibles, es mejor una separación amistosa que un resentimiento de por vida, al que se le suma un daño causado que se convierte en irreparable por más que exista arrepentimiento sincero de por medio.
La Voz de la mujer
Isabel Rivero De Armas
8 isabelrivero70@hotmail.com