El lugar de aparición del santo, que convirtió al lugar en un sitio de interés turístico, lo que recibe ahora es montones de basura que arrojan los vecinos a falta de un sistema efectivo de aseo urbano. El declarado Parque Nacional no es la sombra de lo que fue hace 10 años
Uno de los destinos turístico-interno de Barlovento y de interés especial con magnitud regional y nacional cuando se celebran las Ferias en Honor a Santo Domingo de Guzmán en el mes de agosto, es el manantial que se encuentra ubicado en la comunidad que lleva este nombre en el municipio Eulalia Buróz, en Barlovento.
Su rica carga histórica desde las apariciones del santo en el lugar donde brota un manantial, el cual aparece tras una larga y cruel sequía, se va perdiendo, tras el abandono y la falta de políticas destinadas al mantenimiento de esta tradición religiosa que bien le puede dar un vuelco a la economía deprimida de ésta comunidad que manifiesta recibir poca, o ninguna ayuda por parte del gobierno municipal.
Allí se aprecian las escaleras que bajan hacia el manantial, la salida del agua se pierde entre la maleza y material de desecho que va quedando en el aro que indica de donde proviene el agua que le salvo la vida al pueblo de Santo Domingo de Guzmán, ofreciendo el agua bendita que proviene del fondo de la tierra.
Aún queda quien cuente sobre la historia y los motivos sólidos que hacen del lugar un sitio de santidad, cuenta la señora Mercedes Fernández que la imagen de Santo Domingo de Guzmán tiene más de 200 años y hace algunos quisieron cambiarla, pero luego de trasladar la nueva a la rivera de la quebrada al amanecer se encontraron con la sorpresa que la vieja imagen “milagrosamente” continuaba en el lugar.
Este lugar, lleno de mística, con una flora variada y fauna propia y traída por los vecinos, prácticamente va quedando en el olvido. Es recordado sólo en las festividades, y el resto del año abandonado. Montañas de basura se van acumulando alrededor del caño y cayendo con la gravedad hacia su cauce. Había la ilusión de construir un templo en el lugar, pero el terreno permanece baldío, un espacio grande que se presta para actividades de zagaletones que le dan un matiz negativo.
Vecinos del lugar creen que es necesaria la acción del gobierno municipal, ellos se vienen organizando con una brigada de conservación ambiental, pero no hacen mucho sin el apoyo, ya que requieren de la remoción de desechos sólidos y la recolección puntual de la basura, además de la continuidad de los proyectos que iban a convertir al lugar en un Parque Nacional que prometía ser como el de Los Coquitos, ilusión que queda en los lugareños esperanzados en un desarrollo cultural y económico en torno a esta bondad que recibió hace tantos años como herencia ancestral.
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