La estrella televisiva Kim Kardashian ha recibido duras críticas de los grupos de derechos humanos y los opositores islamistas por promover la apertura de una franquicia de batidos en Baréin, escenario de protestas contra el régimen.
Nada más aterrizar el sábado pasado en el aeropuerto de este pequeño reino del golfo Pérsico, Kardashian difundió en su cuenta personal de la red social Twitter: «Acabo de llegar a Baréin. Por dios, ¿puedo vivir aquí? Es el lugar más bonito de la tierra».
Los grupos reformistas del país se apresuraron a burlarse de ese comentario, pues consideraron que no tiene cabida en un país sacudido por más de veinte meses de protestas y disturbios que han causado más de un centenar de muertos y miles de heridos.
Incluso el director ejecutivo de Human Rights Watch, Kenneth Roth, calificó en Twitter la actitud de Kardashian como de una «insensibilidad insulsa ante la dura represión del Gobierno hacia los movimientos de protesta».
Agencias