Una fuente de la presidencia indicó a la AFP que el mandatario no se encontraba en el palacio. Un responsable de la seguridad afirmó que «el presidente de la república abandonó el palacio de Itihadiya a la hora prevista al finalizar sus citas oficiales»
Decenas de miles de opositores al jefe de Estado egipcio Mohamed Mursi rodearon el martes por la noche el palacio presidencial en El Cairo para exigirle que retire un decreto con el cual amplió considerablemente sus poderes y que provocó una profunda crisis en el país.
Los manifestantes, muchos de los cuales forman parte de grupos laicos y de izquierda, pudieron acercarse al palacio después de haber cortado las alambradas que protegían el edificio.
La policía antidisturbios usó gases lacrimógenos para tratar de dispersarlos, sin éxito, y luego se retiró.
Una fuente de la presidencia indicó a la AFP que el presidente Mursi no se encontraba en el palacio. Un responsable de la seguridad afirmó que «el presidente de la república abandonó el palacio de Itihadiya a la hora prevista al finalizar sus citas oficiales».
Un vídeo colgado en internet por la red de información alternativa egipcia Raasd muestra a un convoy que abandona el palacio bajo la protección de la policía antidisturbios mientras que manifestantes gritan «cobarde» y «vete».
A principios de la noche, el número de manifestantes disminuyó. Muchas personas abandonaron el lugar o indicaron querer replegarse en la plaza Tahrir, en el centro de la ciudad, ocupada por militantes antiMursi.
Pero en la plaza Tahrir un portavoz de una coalición de partidos y movimientos de oposición, el Frente del Saludo Nacional, llamó a una sentada alrededor del palacio presidencial y a acciones similares en el resto del país.
Egipto vive una profunda crisis política desde el decreto del 22 de noviembre, con el que Mohamed Mursi, primer presidente islamista del país, amplió sus poderes y blindó sus decisiones y la comisión que redacta la nueva Constitución ante cualquier intervención de la justicia.
Los detractores del proyecto de nueva Constitución, adoptado a marchas forzadas por una instancia dominada por los islamistas, aseguran que no protege derechos fundamentales como la libertad de expresión y temen que abra la puerta a una aplicación más estricta de la ley islámica.
Los opositores y los partidarios de Mursi se manifestaron en masa después del decreto. La división política se acentuó cuando el presidente anunció el sábado que el 15 de diciembre próximo se votará en referéndum la nueva Constitución, redactada por una comisión dominada por sus correligionarios.
El martes, algunas personas que manifestaron ante el palacio presidencial en el barrio de Heliópolis, en la periferia del El Cairo, trataron de escalar las paredes del edificio pero otras se lo impidieron.
Los manifestantes gritaban eslóganes como «¡Lárgate!» o «El pueblo quiere la caída del régimen», los mismos que se oyeron en la revuelta que derrocó a Hosni Murabak a principios de 2011.
Muchos de los manifestantes, que agitaban banderas egipcias, acusan a los Hermanos Musulmanes, a los que pertenece Mursi, de haber «vendido la revolución».
Estados Unidos pidió a los manifestantes que expresen «sus opiniones pacíficamente» y que se les dé «espacio para protestar», indicó Mark Toner, portavoz del Departamento de Estado.
Varios grupos y partidos opositores habían pedido a los cairotas que se dirigieran «pacíficamente» al palacio presidencial, entre ellos los jóvenes del Movimiento del 6 de Abril, que contribuyeron a lanzar la revuelta que tumbó al presidente Mubarak, así como el partido de la Constitución del Nobel de la Paz Mohamed ElBaradei.
Miles de personas se manifestaban también en la emblemática plaza Tahrir, en el centro de la capital.
Opositores al presidente también se concentraron en Alejandría (norte) y en las ciudades de Sohag y Minya (centro).
El poder judicial, al que el presidente prohíbe impugnar sus decisiones, también está dividido.
El Consejo Superior de Justicia, encargado de los asuntos administrativos de la magistratura, decidió el lunes delegar unos magistrados para supervisar el referéndum a pesar del llamamiento al boicot de varios jueces, lo que permitiría realizar la consulta.
Pero el martes, el Club de los Jueces, un sindicato profesional a favor del boicot, reiteró su postura.
«No perdonaremos» a los jueces que supervisen la votación, lanzó su presidente, Ahmed al Zind, afirmando que el número de jueces opuestos a la supervisión del referéndum supera con creces el número a favor.
El Decreto es «temporal»
El jefe del Estado asegura que su decreto es «temporal», a la espera de que entre en vigor la nueva Constitución, y defiende que el objetivo es acelerar las reformas democráticas con un poder ejecutivo fuerte.
La oposición, en cambio, lo acusa de arrogarse poderes «dictatoriales», y le exige que anule su decreto y la convocatoria del referéndum.
Las autoridades responden que la consulta se mantiene, y convocaron a los egipcios residentes en el extranjero a votar a partir de este sábado 8 de diciembre.
Para protestar «contra la tiranía» y contra los artículos relativos a la prensa y a las libertades en el proyecto de Constitución, varios diarios independientes y de oposición decidieron no salir este martes.
AFP