El régimen que hoy somete a Venezuela es cada vez más militar, absolutista, centralista y comunista. Ya no lo disimula. Quien no lo quiera ver que no diga luego que no lo sabía: este régimen militar es comunista. Contra la bota: vota.
El primer período presidencial del Teniente Coronel no tuvo la invasión militar que hoy padecemos. La bota avanza en el régimen, se apodera de todo; son cada vez más numerosos los diputados militares, comenzando por el Presidente de la Asamblea, el Teniente Diosdado, de quien Chávez dijo tiene lindos ojos. En el Despacho Ejecutivo casi la mitad de las carteras están ejercidas por oficiales, así como numerosísimas direcciones de ministerios, institutos autónomos y empresas del Estado; también las embajadas y consulados. La bota avanza, aplasta; ante ella no hay razones que valgan, solo se escucha la orden del “superior”.
Venezuela entera vio a Chávez imponer sus candidatos para las gobernaciones, aplastando a quienes pretendían manifestar su derecho a ser postulados por el PSUV. Más de la mitad de los nominados son militares. Está en nuestras manos aceptarlos o rechazarlos con nuestro voto. Ya basta de cederle más terreno a la arbitrariedad y la imposición. No permitamos que el Presidente tenga dóciles y obedientes gobernadores que, en lugar de defender los intereses de sus regiones, acepten de manera genuflexa los atropellos del Teniente Coronel.
La bota obediente al amo es vía expedita al comunismo impuesto desde el Estado, al amparo de leyes que aun violando la Constitución abren camino al Estado Comunal, entiéndase al Estado comunista que el Presidente ha anunciado, en contradicción con nuestra Constitución democrática.
Desmontar las gobernaciones y alcaldías es abrirle la puerta al Estado Comunal, si bien ahora en campaña los voceros del régimen lo niegan. El profesor Aristóbulo Istúriz -hoy candidato paracaidista a la Gobernación de Anzoátegui- hace ya algún tiempo manifestó que el mejor gobernador será el que más rápido “esbarate” su gobernación, así como sería el mejor Alcalde quien hiciera lo propio en su Alcaldía. Según Chávez, la comuna debe sustituir gobernaciones y alcaldías, por lo que es explicable que el autócrata Presidente quiera montar en los gobiernos regionales a sus obedientes hombres de botas y camisa roja.
Con gobernadores militares le será más fácil al Presidente debilitar las instituciones y fortalecer el poder del Estado sobre los ciudadanos. Podrá atropellar a su antojo. El grito de “exprópiese” no encontraría de frente la protesta enérgica de los gobernadores en defensa de su gente.
En nuestras manos está frenar el desbordado crecimiento del poder chavista en las gobernaciones. Votemos si queremos impedir su avance. Entiendo perfectamente que hayamos quedado golpeados luego del resultado electoral del 7 de octubre; haber llorado ese desenlace es perfectamente comprensible, lo negativo es que todavía hoy, en medio del llanto, sigamos diciendo que no hemos de votar, que no vale la pena, que no lograríamos nada. Sí vale la pena frenar el comunismo.
Por supuesto que los abusos electorales del régimen continuarán y que nuestros candidatos tienen que enfrentarse con toda la fuerza y poder del Estado. No obstante -por ser diferentes las circunstancias a las del 7 de octubre y tratarse de elecciones regionales- no es una quimera estimar el triunfo de la oposición en por lo menos doce entidades: Miranda, Táchira, Nueva Esparta, Carabobo y Zulia, ya ganadas por la oposición hace cuatro años; Amazonas, Lara y Monagas, que se sumaron a la causa democrática hace ya algún tiempo; además de ganar Mérida, Aragua, Anzoátegui y Bolívar. Otros triunfos podríamos sumar también, porque el avance de la campaña ya vislumbra éxito en otras entidades. Contra la bota: vota.
Paciano Padrón