«Ni los bombardeos que el ejército colombiano anunció haber realizado el pasado fin de semana detendrán los deseos de llegar finalmente a un acuerdo», afirmóTanja Nijmeijer, la guerrillera de origen holandés
LA HABANA. Si las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) estuvieran derrotadas o fueran una organización terrorista el gobierno no se sentaría a una mesa a negociar, dijo la guerrillera Tanja Nijmeijer, la única mujer rebelde sentada a la mesa de diálogo.
Pero ni los bombardeos que el ejército colombiano anunció haber realizado el pasado fin de semana detendrán los deseos de llegar finalmente a un acuerdo, agregó la guerrillera de origen holandés y cuyo nombre de guerra es Alexandra Nariño.
«No hemos tenido informaciones oficiales. No lo podemos confirmar», expresó Nijmeijer el martes en entrevista exclusiva a The Associated Press al ser consultada sobre el ataque que se registró recientemente y a pocos días de que se retomen las conversaciones que el gobierno adelanta con los rebeldes, ahora de receso temporal.
«Uno supone que sea cierto porque no es la primera vez» (que hay bombarderos), comentó la rebelde.
Las autoridades dijeron el lunes que en el bombardeo en el Departamento de Nariño se habían ocasionado una veintena de bajas guerrilleras.
«Para mi es una muestra de falta de voluntad del gobierno porque siguen con su terrorismo de Estado», dijo Alexandra.
La guerrilla y el gobierno del presidente Juan Manuel Santos desarrollan conversaciones en Cuba desde el 19 de noviembre a fin de desactivar medio siglo de enfrentamientos en la nación sudamericana.
Los diálogos tuvieron un receso técnico la semana pasada y se retomarán el miércoles 5.
«Militarmente un gobierno no se va a sentar a la mesa con una guerrilla que esté derrotada», comentó la mujer.
Hasta ahora los rebeldes ofrecieron su alto de hostilidades y demandaron infructuosamente algunos gestos por parte de Santos como las gestiones para que el comandante Simón Trinidad preso en Estados Unidos haga parte de la mesa o se les entregue los cuerpos de algunos guerrilleros muertos.
Andrea Rodríguez / AP