Una pieza de mortero estalló el martes en una escuela de los suburbios de Damasco, matando a 29 estudiantes y un profesor, de acuerdo con un medio estatal, mientras la guerra civil se acerca al edificio gubernamental del presidente Bashar Assad.
La agencia de noticias SANA del gobierno sirio culpó del ataque a terroristas, el término que el régimen usa para referirse a los rebeldes que combaten para derrocar al gobierno. No se aportaron detalles sobre las edades e identidades de los estudiantes.
El derramamiento de sangre sucede mientras las fuerzas sirias disparan artillería contra objetivos rebeldes dentro de la capital y sus alrededores, y la comunidad internacional se preocupa cada vez más sobre el arsenal químico del régimen.
Los rebeldes sirios han tenido logros en semanas recientes, incursionando en bases militares y llevando los combates a Damasco. Desde el jueves, la capital del país ha experimentado los enfrentamientos más intensos desde julio, lo que ha provocado que decenas de personas mueran, que vuelos internacionales sean cancelados o tengan que dar media vuelta y que Naciones Unidas ordene el retiro de la mayoría de su personal internacional.
«La ofensiva para tomar Damasco es real, y la intensa presión para tomar el control de la ciudad forma parte de un importante cambio en la estrategia de los comandantes rebeldes», dijo Mustafá Alani, un analista sobre Medio Oriente del centro de Investigación del Golfo, con sede en Ginebra. «Se han dado cuenta de que si no llevan los combates a Damasco, el régimen no caerá».
Se espera que ministros del Exterior de la OTAN aprueben el martes la petición de Turquía de instalar sistemas antimisiles Patriot para reforzar su defensa contra ataques desde el vecino Siria.
AP