13 trabajadores de la Misión Vivienda se mantienen en ayuno a las afueras de la sede del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), ubicada en la urbanización Los Palos Grandes en el municipio Chacao. Los protestantes exigen a Pdvsa el pago de los pasivos laborales que les corresponden
Una semana ha pasado desde que un grupo de obreros de la Misión Vivienda en el estado Monagas, iniciaron una huelga de hambre en reclamó a Petróleos de Venezuela (Pdvsa), por el impago de pasivos laborales establecidos en el contrato laboral de la industria de la construcción.
Y es que, tras siete días de ayuno los manifestantes aún no han conseguido la atención de las autoridades en relación a sus reclamos. “Llevamos más de 15 días en Caracas, pagando trabajo, hambre y sed. Hemos ido al Palacio de Miraflores, a la Vicepresidencia y a la Cancillería, pero no hemos obtenido respuesta”, señaló Eduardo Hernández, quién pese a no estar en ayuno se encuentra en la capital apoyando la causa de sus compañeros.
Miguel González, quién trabaja desde hace un año y medio en el proyecto Petrocasas de las Organizaciones Comunitarias de Viviendas (OCV) La Unión, asegura que pese a todo el tiempo que lleva ejerciendo labores no cuenta con un bono de alimentación ni una póliza de seguros.
“Tengo tres hijos que están estudiando y no me alcanza el sueldo, vivo endeudado para poder comprarles los útiles y uniformes y al mismo tiempo mantener la casa”, dijo el afectado al tiempo que agregó incluso en ocasiones les han pagado hasta con 10 días de retraso.
“Ni sueldo mínimo”
Los huelguistas manifestaron percibir un salario menor al mínimo establecido en la Ley del Trabajo y sin ningún tipo de beneficios como ticket de alimentación, dotación de uniformes, aguinaldos, prestaciones sociales, entre otros.
El salario que devengan unos 5.600 obreros, que trabajan en al menos 83 obras de la Misión Vivienda, es de 950 quincenal (1.900 mensual).
Según el relató de los manifestantes esta cifra esta por debajo de la establecida en el contrato colectivo, el cual establece que un obrero de mano calificada recibe 1.200 bolívares semanales y un ayudante 750 Bs.
Explicaron que la estatal petrolera alega que ellos no son trabajadores directos sino “brigadistas”, figura que nace de un convenio con los consejos comunales de los diversos sectores de la entidad monaguense.
“Ellos dicen que somos colaboradores para tener una excusa y pagarnos mal pero la realidad es que hacemos el mismo trabajo que cualquier otro obrero por lo que merecemos recibir lo mismo”, expresó Iberlim González.
En este sentido, solicitan a la estatal petrolera que se le de cumplimiento de sus derechos laborales. “Tenemos un año y medio llevando este reclamo a toda la instancias, pero como siempre, no nos prestan atención. Este es nuestro último recurso y le haremos saber al Gobierno que esto es una protesta seria y la vamos a llevar a las últimas consecuencias”, enfatizó el hombre.
Candidata ofreció su ayuda
Un grupo de más de 150 trabajadores de la Misión Vivienda del estado Monagas, permanecen en Caracas, apoyando la huelga de hambre de 13 de sus compañeros, debido la deuda que mantiene Pdvsa con más de 5.600 obreros.
Ante la situación los manifestantes han dicho contar con el apoyo de la candidata de la candidata a la gobernación de la entidad por el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Yelitza Santaella, quién ya conoce el caso y se comprometió a servir de mediadora con la empresa del Estado, a fin de buscarle una solución al conflicto.
“Tenemos entendido que se reunieron el martes en la noche pero aún estamos esperando una respuesta, de ello dependerá si levantamos la huelga o nos mantenemos aquí”, señaló el huelguista Luis Astudillo.
A paso de morrocoy
Otra de las quejas hecha por los obreros es el retraso de algunas de las obras a cargo de la Misión Vivienda en Monagas, ellos aseguran que la falta de dotación de materiales e instrumentos de trabajo ha provocado el despido injustificado de una “gran cantidad” de trabajadores.
De igual forma, denunciaron que obras que debieron culminarse hace más de un años aún no han sido entregadas, perjudicando de esta manera a los beneficiarios de las mismas, que en su mayoría son personas damnificadas de muy bajos recursos que habitan en zonas de alto riesgo.
“Cómo es posible que en un proyecto de 290 casas sólo se hayan construido 20 hasta ahora, mucho menos de la mitad”, insistió Miguel Farfán.
Nelyabith Bello
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