Para forjar la lucha contra la injusticia, la desigualdad social y las asimetrías de poder, es necesario combatir el germen de la corrupción hasta arrancarlo de raíz, solo así tendremos un Estado Social de Derecho y de Justicia comprometido en dejar atrás la ignominia y el subdesarrollo.
La corrupción es un fenómeno universal inherente a la condición humana. Desde que salimos de nuestros hogares estamos expuestos a enfrentar un sinfín de situaciones en las que la corrupción ha logrado posicionarse de la idiosincrasia criolla; ésa que nos hace únicos en un mundo que gira hacia una dirección muy distante de la ética, la moral y las buenas costumbres. Cuando el tema de la corrupción toca las puertas de la opinión pública, las miradas apuntan hacia el manejo inadecuado de los recursos del Estado para cumplir sus planes de Gobierno en la búsqueda del bien común, sin embargo, en Venezuela este germen ha superado el marco gubernamental para formar parte de la cotidianidad de nuestro mundo actual.
Sólo en Venezuela
Para disfrutar de un Caracas – Magallanes es una regla de oro acudir a los revendedores (protegidos por la policía) y pagar hasta 5 veces el valor real del boleto, pues ir a la taquilla resultará inútil e inoficioso; tal vez hay quienes se sientan aludidos por simular un accidente de tránsito para “sacarle la plata al seguro”; otros que regresan de viaje por Maiquetía deben encomendarse a todos los santos no solo para aterrizar sanos y a salvo sino para que en el aeropuerto no les abran las maletas y les hurten sus pertenencias. Aquí se negocian hasta los puestos de estacionamiento destinados al uso exclusivo para personas con discapacidad, aquí todo es dinero¡. Lejos de cualquier supuesto que escape del asombro común, lo más preocupante es que para sobrevivir a la crisis moral en la que vivimos, nuestras futuras generaciones se preparan desde niños a comprender y asumir todo aquello que es incorrecto en algo “más de lo normal”, a convivir en una jungla de cemento en donde solo sobrevive el más astuto. Todo ello nos coloca mundialmente entre los 12 países más corruptos del mundo según la organización alemana Transparencia Internacional. Pero estas prácticas “malamañosas” no surgieron de la noche a la mañana, ni menos en la era cuarta republicana, la corrupción viene atada a la huella dejada por nuestros antepasados, no exagero en afirmar que el caldo de cultivo de la corrupción germinó desde el seno de una época que nos remonta a los movimientos separatistas (1826), época en la cual sus protagonistas buscaban a toda costa sus grandes cuotas de poder. Ahora echemos un viraje a la historia.
Corrupción en la historia
Para quienes asocian a los orígenes de este flagelo con la era cuarta republicana, vale la pena señalar que este fenómeno siempre ha permanecido aferrado a nuestras instituciones desde la naciente Venezuela, la historia nos muestra cómo ya para 1832 se planteaba el problema del contrabando como la principal causa que afectaba la renta del tabaco, todo ello producto de la alianza entre jueces y contrabandistas que permitía el acceso a grandes riquezas en manos de unos pocos y en perjuicio de las mayorías. Presidentes como José Antonio Páez, Guzmán Blanco, Joaquín Crespo y Juan Vicente Gómez estuvieron involucrados en casos de peculado y despilfarro que dan muestra de un manejo desleal de las riquezas del Estado. Vale la pena mencionar que el latifundio en Venezuela cobró valor por el tráfico de influencias con apariencia de “haberes militares”, que consistían en el reparto de grandes extensiones de tierras en manos de particulares como contraprestación a sus servicios por haber participado en la gesta independentista. Muchos “héroes de guerra” se convirtieron a la postre en grandes terratenientes sin haber movido un solo dedo por la causa libertaria.
Luego de la caída del régimen gomecista (caudillo beneficiado con el boom petrolero), se abrió paso al gobierno de la transición encabezado por el General López Contreras, quien supo contener la presión de grupos encabezados por Rómulo Betancourt quienes tras la caída de Pérez Jiménez sellaron el llamado Pacto de Punto Fijo… Ya sabemos de memoria el cuento de los 40 años de adecos y copeyanos.
Corrupción y Derechos Humanos
Bien sea a través de tráfico de influencia o por medio de la obtención de favores ilícitos a cambio de dinero, la corrupción constituye una vulneración a los derechos humanos porque entraña una violación al derecho de igualdad ante la Ley, y en ocasiones sugiere una vulneración de los principios democráticos.
A partir del año 2003 la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas aprobó la Convención Internacional contra la Corrupción y toma el día de hoy para celebrar el Día Internacional contra la Corrupción y hacer un llamado a la conciencia de todos los países, en especial aquellos que actúan a espaldas de los intereses del pueblo.
Existen otras civilizaciones como la islámica, que castigan a los delitos contra la corrupción con penas que van desde amputar las manos hasta colgar a los delincuentes en las plazas públicas, aquí en Venezuela somos de la tendencia pro humanista cuyos resultados en su mayoría se premia al “servidor público” con otro cargo de mayor responsabilidad o se le envía a una embajada aún sin hacer carrera diplomática,…en el peor de los casos, solo se separa del cargo sin una investigación consistente por parte del Consejo Moral Republicano. Esa es nuestra dramática realidad.
La corrupción en Venezuela en esencia ha permanecido desde su propia existencia en todas sus latitudes, eso nos convierte en un paraíso que sirve de refugio para toda clase de delincuentes, que siempre estarán a la espera de algún nuevo control o restricción del Gobierno para idear el fraude; ello nos convierte en un país muy rico pero con el paso del tiempo con gente más pobre, una pobreza que trasciende de lo material hacia lo espiritual, pues, cuando hay carencia de valores como la ética, el respeto hacia los demás es casi imposible evadirse de un sistema perenne en el tiempo y amparado por la impunidad. En nuestras manos queda la misión de sembrar la semilla de la honradez y la honestidad en cada uno de nuestros hijos quienes seguramente tendrán el país que soñamos en el futuro.
¿Qué dice la Ley?
“Los funcionarios y empleados públicos están al servicio del Estado y no de parcialidad política o económica alguna. En consecuencia, no podrán destinar el uso de los bienes públicos o los recursos que integran el patrimonio público para favorecer a partidos o proyectos políticos, o a intereses económicos particulares.” Artículo 13 Ley contra la Corrupción
EN MORA CON LA JUSTICIA
Germán José Mora Medina
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