Mientras algunas personas no soportarían vivir junto a una mascota, otros consideran a sus animales de compañía un miembro más de su familia. Es el caso de Bo, la mascota de los Obama, que este año aparece en la decoración navideña de la Casa Blanca
Muchos famosos sienten un amor confeso por sus mascotas que acostumbran a prodigar en presentaciones, redes sociales y allá donde fueren. El caso más increíble es el de Paris Hilton, que suele acompañarse en las alfombras rojas por alguno de sus perritos, a los que según los rumores ha construido una mansión a medida.
Twitter es hasta ahora el medio favorito de los famosos para presentar al mundo las monerías de sus mascotas. Karl Lagerfeld no tuvo ningún pudor en mostrar a su gato Choupette celebrando su primer año con unas gambas, mientras que la cantante Shakira presentó, recién instalada en Barcelona (España), a su pareja de conejos con un «Habemus conejos!».
Esta red social fue también la escogida por Victoria Beckham para mostrar a Harry, su perro, con «los dientes lavados» y llevando uno de sus vestidos de su codiciado armario.
Y es que, conejos y gatos a parte, los perros suelen ser la mascota preferida por las «celebrities». Muchos canes son tan conocidos como sus famosos dueños: es el caso de Fozzy, el perro de Lady Gaga, que suele viajar de gira con la cantante, o los distintos perros que han hecho compañía a los presidentes de Estados Unidos, sin olvidar a la estrella más grande y amante de los animales, Liz Taylor.
Taylor Y Hilton, amor
a los perros ayer y hoy
Liz Taylor sentía auténtica devoción por sus perros, que la acompañaron hasta los últimos días de su muerte. Se los llevaba allá donde fuera y han protagonizado en su vida de cine algunos de los episodios más extravagantes.
El más conocido es el incidente con la perla «La Peregrina», una joya famosa por su inusual forma y dimensión que le regaló Richard Burton y que un día se desprendió accidentalmente del collar en el que estaba engarzado.
Taylor contaba en ocasiones cómo se pasó horas buscando el pequeño tesoro hasta que vio que uno de sus perros masticaba algo y, al abrirle la boca, encontró aliviada la perla que, «gracias a Dios», no estaba dañada.
Otra fan de los canes es la multimillonaria Paris Hilton, que no solo se los lleva de viaje, sino que su chihuahua Timberlake… “tiene hasta unas memorias!. Por si fuera poco, se rumorea que ha construido a su decena de perros una mansión hecha a medida, para que no les falte ningún lujo.
La pasión por los perros de la «socialité» estadounidense es tal que incluso hace un par de años decidió lanzar una línea de ropa para perros inspirada en los vestidos de la alfombra roja de los Oscar, como el precioso Versace que llevó Penélope Cruz en la gala de 2007.
Mascotas presidenciales
Los perros han sido uno de los animales de compañía predilectos de la mayoría de los presidentes estadounidenses. Y es que la mascota que ocupa la Casa Blanca es toda una institución: no solo cuentan con una presentación oficial a la prensa y título propio, sino que en el caso de Bo, el perro de los Obama, es el tema principal de la decoración navideña.
Cuarenta «copos de Navidad» decorativos con la silueta de Bo han sido repartidos esta Navidad por la residencia presidencial, así como una réplica a tamaño real del animal, que está ataviada con un cordel de luces en la boca.
Y es que «Bo es casi tan grande como la casa, tiene una enorme personalidad», según explicó Michelle Obama, durante el acto de presentación de la decoración.
Este perro de aguas portugués fue una promesa de Obama a sus hijas Sasha y Malia durante su primer discurso como presidente, aunque no ha sido la más famosa de todas las que ha visto el Despacho Oval. Socks, el gato de Bill Clinton, fue toda una eminencia con permiso de Macarroni, el pony de John Kennedy; Spotty, el spaniel de George Bush, o Rex, el perro de Ronald Reagan.
Cerdos vietnamitas, perros, gatos o ponies…, desde luego a la hora de escoger mascota, para gustos, colores
El cochino
de Clooney
El más extravagante de todos los famosos, por su raza y tamaño, ha sido sin lugar a dudas Max, el cerdo vietnamita de 130 kilos que George Clooney tuvo por mascota durante 18 años.
Un animal de compañía que según el protagonista de Ocean’s Eleven «era un cerdo de los más grandes que habían visto en su vida los veterinarios», y con él llegó a compartir «gran parte» de su vida. Aunque una vez fallecido decidió que no lo sustituiría por otro, ya que según dijo «¡Max cubrió todas mis necesidades de cerdo!»