Postulados en la Unesco para convertirse en la segunda manifestación venezolana reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, esta costumbre propia de Guarenas y Guatire está dispuesta a profundizar en sus raíces y mantener una tradición que data de la época de la Colonia
Con sus rostros pintados de un negro intenso y vestidos con levita, pantalón, pumpá, y alpargatas -algunas con una cotiza entre los pies- a fin de representar a los esclavos que iniciaron una tradición que perduraría hasta tiempos actuales, un grupo de hombres religiosos sale a las calles de Miranda para celebrar, cantar y bailar la Parranda de San Pedro.
Esta expresión cultural que data de hace más de 200 años, oriunda de las ciudades de Guarenas y Guatire fue homenajeada el pasado jueves por el Festival Nacional de La Voz, organizado por la UPEL (Universidad Pedagógica Experimental Libertador) al ser una digna representación de preservación la cultura venezolana.
Asimismo, en una onda de éxitos continuos y motivados a crecer e internacionalizarse, en el mes de marzo del presente año fue postulada frente a la Organización de Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y Cultura (Unesco en sus siglas en ingles) como candidata para ser reconocidos como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, honor que recientemente obtuvieron los Diablos Danzantes de Corpus Christi.
“Esperamos que para el próximo año en estas fechas, seamos la segunda manifestación venezolana en recibir una distinción tan grande y así dar a conocer nuestra hermosísima tradición alrededor del mundo”, relató Miguel Alcides Berroterán, parrandero del CEA (Centro de Educación Arte Andrés Eloy Blanco) de Guatire.
Rescate de una leyenda
Según comenta Berroterán, quien además es experto conocedor de este folclore, la Parranda de San Pedro, se originó en la época de la colonia aunque para entonces no llevaba ese nombre y posteriormente su desarrollo se fue deteriorándose por falta de documentación que plasmara su historia y la mala práctica de su ritual.
“Esto es una celebración que pasó de boca en boca y así es inevitable que se tergiversen las cosas. Sin embargo, se han hechos arduos estudios que nos han llevado a un historia que se adapta fielmente a lo que representa la costumbre en si”, comentó.
Sin embargo, a través de la creación del CEA y algunos cultores comprometidos, salvaron estas fiestas y las convirtieron en un evento dignos de la cultura de nuestro país.
La historia
Cuenta la historia, que una mujer esclava llamada María Ignacia se le enfermó gravemente su hija, Rosa Ignacia. Luego de probar con todos convencionales para entonces, la madre le pide a San Pedro Apóstol (la imagen que era más común en las haciendas azucareras) para que la sanara y en cambio le prometía cantar y bailar por las calles todos los años en su día.
Al curarse la niña, la madre se dedicó todos los 29 de junio a cumplir lo prometido dando testimonio de lo ocurrido cono agradecimiento al favor concedido. Pero al poco tiempo, la mujer fallece, por lo que su esposo la sustituye, pero vestido de dama, en imitación y honor a su esposa difunta, que carga una muñeca en brazos representando a la niña salvada.
Al tiempo, se le fue agregando diferentes elementos, como la ropa que utilizaban los hombres que acompañaban a María de su actividad anual; en tiempos de guerra colocaron pañuelos representativos los dos partidos políticos de entonces, con el fin de demostrar sus desinterés en la lucha o “ridiculizar” a los bandos continentes, según explican ciertas tesis.
También van acompañados por dos niños, vestidos con un traje rojo y amarillo (parecido a los arlequines), que se conocen como «tucusitos», igualmente relacionados con los tonos políticos.
Recientemente, se les fue incorporado un abanderado, pues la afluencia de visitantes y creyentes hacia que la parranda se perdiera en la multitud, por lo que la bandera guía el camino de los parranderos y los fieles; según explicó Berroterán.
“Esta es una Tradición que involucra diversidad de intereses y contenidos, como son el religioso que es el que predomina; el social, por su inclinación de protesta sobre los maltratos que los tiranizados recibían de sus ‘patronos’, y finamente el político, por lo antes mencionado” , explicó.
Musicalmente hablando…
La tradicional festividad que se celebra en honor a San Pedro Apóstol el 29 de junio en Guarenas y Guatire, estado Miranda, se desarrolla al son de una animada melodía que es un elemento indispensable de esta celebración.
Según información extraída de resúmenes explicativos del CEA; el discurso musical de la manifestación se estructura sobre cuartetas, que el cantor solista fracciona en frases musicales de dos versos y que son inmediatamente repetidos por un coro multitudinario.
La tonada y la improvisación, es respaldada armónicamente por el acompañamiento de cuatros y maracas, mientras que la percusión se obtiene de “cotizas”, que una especie de cuero sujeto a la alpargata que crea un sonido de golpeteo.
Anabel Barrios Díaz
abarrios@diariolavoz.net