Llegan los trastornos de memoria: ¿es el anuncio de una enfermedad?

 La evaluación neuropsicológica es un proceso complejo que analiza bajo la lupa neurocognitiva una variedad de funciones

El «fantasma» suele llegar a partir del cumpleaños número 50. O cuando los olvidos circunstanciales se repiten y las palabras parecen esfumarse en el preciso instante en que más se necesitan.
«Recibimos múltiples consultas de personas entre los cincuenta y los sesenta años preocupadas porque su memoria no es como acostumbraba ser y esto les despierta el temor de que se trate del preanuncio de un mal mayor», dijo la licenciada Marina Drake, neuropsicóloga especialista en evaluación y rehabilitación cognitiva y directora de Neuropsic.
• EL DIAGNOSTICO
«Una primera consulta nos permite delimitar cuándo empezó el problema y detectar si hubo un desencadenante, que puede ser tanto de tipo psicológico, como un accidente, o una situación de estrés. Uno de los factores habituales es que quien consulta está viviendo un período de sobrecarga laboral o familiar. En la mediana edad las personas suelen tener a su cargo a sus padres y a sus hijos. Además, es frecuente que observen en uno de los padres la pérdida de memoria y piensen si no pueden estar iniciando ese mismo camino».
• CASOS USUALES
En la gran mayoría de los casos se trata de un fenómeno completamente esperable a partir de los 50-60 años. Es más: «habría que dejar de llamar síntomas a estos olvidos y pensar en la necesidad de iniciar un proceso de adaptación a una nueva etapa de la vida, ya que no se puede funcionar a los sesenta como a los veinte», advierte la especialista.
Discriminar si se trata del proceso evolutivo normal o una señal de ingreso en el territorio de la patología exige la realización de una evaluación neurocognitiva o neuropsicológica.
• LA EVALUACION
La evaluación neuropsicológica es un proceso complejo que analiza bajo la lupa neurocognitiva una variedad de funciones: «la cognición general, que podría entenderse como inteligencia o nivel intelectual. En segundo término se evalúan distintas funciones: memoria, atención y las funciones ejecutivas que abarcan aquello que tiene que ver con la organización, la planificación y la resolución de problemas. Desde el punto de vista jerárquico se considera que son las funciones más importantes en el ser humano y las más vulnerables, junto con la atención, a las situaciones de estrés».
También se evalúa el lenguaje y dentro de este gran campo un aspecto que se conoce como denominación, que es la capacidad de encontrar las palabras en el momento indicado.


• LO QUE SE ESPERA
«El fenómeno de la punta de la lengua, que significa saber lo que se quiere decir pero no poder expresarlo en el momento preciso, es un hecho habitual en la medida en que no ocurra con excesiva frecuencia; lo que define una eventual patología es la magnitud con que este fenómeno sucede. Los pacientes con Alzheimer, por ejemplo, presentan este problema de forma muy notoria, tanto que compromete toda su vida cotidiana. También es intenso en la demencia semántica, en la que se van perdiendo no sólo las palabras sino su significado», aclara Drake.
La evaluación neurocognitiva apunta, justamente, a discriminar si el paciente se encuentra dentro de los límites de lo normal. Uno de los ejes del proceso de evaluación consiste en comparar los resultados obtenidos en las diferentes pruebas por el paciente con otras personas de su misma edad y grupo socioeducativo.
A partir del análisis de los resultados, el neuropsicólogo define si es necesario, o no, un tratamiento de rehabilitación.
«Con algunos pacientes el problema se resuelve con apenas algunas recomendaciones y ejercitaciones», dice Drake. «En la población de personas de 50 a 65 años sin trastorno orgánico, habitualmente no es necesario iniciar un tratamiento de rehabilitación; en su lugar se recomienda un taller grupal de memoria, en donde no se trabaja con un concepto de enfermedad sino de salud».

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