No hay duda que el país se encuentra en los actuales momentos en un completo atolladero y que sus consecuencias inmediatas son de carácter impredecibles. La alta inflación junto a la contracción de la economía hacen insostenible un modelo populista clientelar que en nada se diferencia de sus predecesores adeco/copeyano
No vamos a referirnos a la fantasmagórica obra del novelista Henry James (1843-1916) sino de otra fantasmagórica situación alrededor del misterio creado sobre la salud presidencial y las imprevistas consecuencias que esto podría traer al país.
La crónica acerca de la salud del Presidente es rocambolesca. Para empezar hay que decir que humanamente le deseamos su mejoría, de la misma forma que lo deseamos a todos los enfermos, sobretodo, para aquellos que padecen cárcel y privación de su libertad por ser disidentes ante el régimen.
En lo humano, si bien el misterio, representa su principal expresión, en realidad: “no hay nada nuevo bajo el sol”. Nacemos para morir, y el Poder, tanto el bueno como el dañino, tiene sus días contados. Lo delicado de la actual situación es que ante la voladura de los referentes institucionales y un poder vacio, las distintas facciones, sobretodo, las más radicales, tanto del oficialismo como el de las oposiciones, se lancen a cuchillo por las cabelleras de los adversarios. Hoy mas que nunca echamos en falta a los grandes líderes de una transición que debe ser pactada, pacifica y virtuosa.
No hay duda que el país se encuentra en los actuales momentos en un completo atolladero y que sus consecuencias inmediatas son de carácter impredecibles. La alta inflación junto a la contracción de la economía hacen insostenible un modelo populista clientelar que en nada se diferencia de sus predecesores adeco/copeyano. Y de paso, el clima de descontento social se acrecienta, por el desbordamiento indetenible, de una inseguridad nunca antes padecida a estos niveles en el país.
Uno nota que la clase política actual es presa del desconcierto, que el Presidente, muy hábilmente, les dictó e impuso su propia agenda. Y que ahora, momentáneamente desaparecido del escenario político, han quedado como paralizados aún mas, sin saber como reaccionar ante una coyuntura crítica de dimensiones históricas. Los opositores lucimos apáticos y desanimados, mascullando aún las muchas derrotas electorales infringidas, mientras que los “soldados victoriosos de la revolución”, lucen más divididos que nunca, a sabiendas que sin el arbitro mayor de por medio, “todo vale” en función de preservar las ventajas y los espacios conquistados.
Este domingo 16 volvemos a visitar las urnas electorales y la vibra del país luce mas enrarecida que nunca. Por un lado, los sectores oficialistas, tratarán de sacar el mayor beneficio posible a la manipulación sentimental y emotiva acerca del líder convaleciente, y vamos a estar claro, esto es lo realmente fuerte de la propuesta gubernamental, sumado a su ya conocido grosero ventajismo. Mientras que los opositores, tendrán que apelar a la credibilidad de los liderazgos regionales, ya consolidados, basados en rendimientos y ejecutorias públicas que hayan beneficiado a sus conglomerados. Por lo demás, estas elecciones pasarán muy por debajo de la mesa, ya que todo el principal foco de atención recaerá en el desenlace de la enfermedad presidencial.
Ángel Rafael Lombardi Boscán