Al Gobierno nacional se le acaban las opciones en materia cambiaria. Y es que mantener el nivel de gasto público actual y obviar la medida de ajuste del precio del tipo de cambio no es sostenible en el mediano plazo
El momento político que vive el país como consecuencia de la enfermedad del presidente Chávez, ha traído la posibilidad de postergar medidas como la devaluación y el recorte del gasto, pero la demora de estos ajustes genera mayor incertidumbre, por lo que en su lugar deben aplicarse otras acciones puntuales para evitar mayores implicaciones, como la escasez y el repunte de la inflación.
Al Gobierno nacional se le acaban las opciones en materia cambiaria. Y es que mantener el nivel de gasto público actual y obviar la medida de ajuste del precio del tipo de cambio no es sostenible en el mediano plazo. Las circunstancias políticas del momento, con el agravamiento del estado de salud del presidente Hugo Chávez, obligan ciertamente a que el gabinete económico se conceda una pausa en sus planes de ajustes de la economía venezolana.
Pero, postergar medidas como la devaluación del bolívar y los recortes del gasto, supone pensar en un plan opcional. Porque financiar el déficit, cercano al 17% del PIB, no es opción, pues el mismo se coloca en niveles de US$ 64.000 millones de gasto deficitario, lo que nos permite apreciar una situación macroeconómica compleja.
El déficit fiscal se viene financiando con financiamiento directo del BCV al Tesoro Nacional, lo que se conoce como financiamiento monetario del gasto deficitario.
Cuando el BCV recibe los pagarés del Tesoro Nacional, entrega bolívares para financiar el Tesoro, aumentando la masa de dinero que circula en la economía, lo que genera mayor presión inflacionaria.
Por otra parte, para contener la inflación podrían arreciar la implementación de los controles de precios, con el riesgo de que ello provoque a su vez escasez puntual de productos.
Si el Gobierno suspende la devaluación por algunos meses y tampoco decide recortar el gasto, porque lo considera una medida impopular en momentos de inestabilidad política, entonces tendrían que imprimir entre 70% y 80% más de dinero, lo que sumará presión al nivel de precios en el país.
Y es que ya el nivel de liquidez toca récord en el país. Al 30 de noviembre pasado, la liquidez en Venezuela creció un 63% al compararla con el mismo período del año pasado.
Es una necesidad impostergable sincerar el tipo de cambio oficial. Dado que es artificial el valor de los tipos de cambio oficial que se tienen en el país. En Venezuela, «lo más barato que se puede comprar, después de un litro de gasolina, es un dólar a 4,30 Bs.» y es impensable que esto se pueda mantener cuando tan solo el 12%, aproximadamente, de las reservas internacionales del país son liquidas, pues el 88% restante está constituido por oro monetario.
César Aristimuño