Un niño australiano de 3 años tuvo suerte de salir ileso después de que una colección de huevos que halló en el patio trasero de su casa eclosionó para el nacimiento de una escurridiza maraña de serpientes venenosas.
La herpetóloga Trish Prendergast dijo el viernes que el pequeño entusiasta de la vida silvestre Kyle Cummings podría haber muerto de haberse hecho cargo de las serpientes marrones orientales —la especie en tierra más venenosa del mundo después de la también australiana taipán.
Kyle encontró una nidada de nueve huevos hace pocas semanas en el jardín de la propiedad de 1,2 hectáreas (tres acres) de la familia en las afueras de la ciudad de Townsville en el estado de Queensland, dijo Prendergast. El menor no tenía idea de qué tipo de huevos eran.
El niño puso los huevos en un contenedor de plástico para alimentos y los ocultó en el armario de su alcoba, donde su madre, Donna Sim, los encontró el lunes. Siete de las serpientes (Pseudonaja textiles) habían salido de sus cascarones, pero quedaron atrapadas bajo la tapa del contenedor. Los dos huevos restantes probablemente eran infértiles y estaban podridos, de acuerdo con Prendergast.
«Yo estaba realmente impactada, sobre todo porque no me agradas las serpientes», dijo Sim al diario Townsville Bulletin.
Prendergast, que labora en Townsville como coordinadora del departamento de reptiles del grupo de voluntarios North Queensland Wildlife Care, recibió el contenedor el martes y esa noche liberó a las serpientes. «Si el veneno hubiera atravesado la piel de Kyle en una herida o si hubiera llegado a su boca, podría haber sido fatal», dijo.
AP