Una niña cubana de 11 años, Sherley Fonseca, fue la encargada de cantar el premio «Gordo» del sorteo, dotado con cuatro millones de euros (5,2 millones de dólares) por serie
Los más de 2.500 millones de euros (unos 3.300 millones de dólares) que la lotería española de Navidad, el sorteo más esperado y popular del año, repartió ayer, dieron un respiro a muchos españoles e inmigrantes, algunos en situación de desempleo, en medio de la crisis económica que vive el país.
El sorteo, que cumplió este año 200 años de vida, se celebró por primera vez en el Teatro Real de Madrid, sede habitual de representaciones de ópera y grandes conciertos, al que acudió un numeroso y variopinto público llegado de todas partes de España.
Como cada 22 de diciembre, sobre las nueve de la mañana, (hora local), los bombos con los números de la suerte comenzaron a dar vueltas mientras los niños del colegio madrileño de San Ildefonso, encargados de extraer las bolas y cantar los premios, tomaban posiciones.
Once de ellos, de un total de 23, eran de origen latinoamericano, y precisamente una niña cubana de 11 años, Sherley Fonseca, fue la encargada de cantar el premio «Gordo» del sorteo, dotado con cuatro millones de euros (5,2 millones de dólares) por serie.
Eran las 10:07 de la mañana (hora local) cuando Sherley junto a Ismael Rastrelli, de origen argelino, dieron a conocer que el 76.058 era el número sobre el que recaía la porción más importante de la lluvia de millones.
Sus respectivas madres, Julie y Amina, presentes en las butacas del teatro, no pudieron contener la emoción y rompieron a llorar al ver que sus hijos habían cantado el primer premio.
«Te dije que lo íbamos a cantar», le dijo Ismael a Sherley al terminar su turno en el sorteo.
«Muy nerviosos, contentos», fue una de las pocas frases que pudieron decir los niños ante la avalancha de periodistas que los rodeó.
El 76.058 se repartió por 69 localidades españolas, 31 provincias y en la ciudad autónoma de Ceuta (norte de África), aunque los más agraciados fueron los vecinos de Alcalá de Henares, en las afueras de Madrid, donde se vendieron la mayoría de las series.
Se trata del último «Gordo» libre de impuestos, es decir, que se cobra íntegro, dado que a partir de 2013 estará gravado con el veinte por ciento, una de las medidas adoptadas recientemente por el Gobierno de Mariano Rajoy para recaudar fondos para el Estado.
La dura realidad de la crisis estuvo presente hoy junto a los sueños que siempre despierta este sorteo, con el que España da por iniciadas las fiestas de Navidad.
El azar fue este año bondadoso con los más necesitados y descargó la lluvia de millones en barrios habitados por muchos desempleados.
Ese es el caso de una inmigrante ecuatoriana sin trabajo, y con todas las prestaciones sociales agotadas, que ganó 400.000 euros (527.565 dólares) gracias a un décimo del «Gordo» que le regaló una amiga.
La afortunada no quiso facilitar su nombre ni otros detalles que pudieran identificarla, pero explicó que repartirá el premio con su cuñada, con la amiga que le regaló el décimo, y enviará parte a su familia en Ecuador.
Para los que no resultaron agraciados, como se acostumbra a decir en España, hoy es el «día de la salud», aunque algunos en estos momentos cambiarían esa salud por trabajo, como señaló al término del sorteo Antonio, un jubilado español «que vive los problemas laborales» de la gente de su alrededor.
La expectación que despierta la Lotería de Navidad, seguida por millones de españoles en directo a través de los medios de comunicación, fue aprovechada para que un grupo de trabajadores de la televisión autonómica Telemadrid protestara por el expediente de regulación de empleo que prevé 925 despidos.
En el Teatro Real también se oyeron las voces de algunos manifestantes en contra de la de la privatización de la sanidad pública de Madrid, una medida que quiere adoptar por el Gobierno regional madrileño.
Jugar y compartir lotería de Navidad forma parte de la tradición en España, aunque este año, por la crisis, las ventas descendieron un 8,03% respecto a 2011.
Probar suerte y comprar lotería para estas fechas cuando se viaja a otra ciudad es costumbre entre los españoles, lo que explica que los premios estén siempre tan repartidos.
También es habitual que muchos establecimientos públicos y asociaciones de diversa índole hagan participaciones, que comienzan a repartirse en muchos puntos hasta seis meses antes.