¿Quién no ha sentido celos por lo menos una vez en su vida? Parecen ser una respuesta natural cuando podemos creer que nuestra relación sentimental por alguna razón está siendo amenazada y existe la posibilidad de perder a la pareja a quien consideramos muy trascendental en nuestra vida.
Asimismo, cuando el vínculo sentimental aún no se ha consolidado del todo resulta inevitable que aparezcan celos porque los sentimientos de confianza y seguridad no se han afianzado. No obstante, si se manifiestan de manera constante o reiterada; en apariencia, sin motivo alguno, pasan de ser algo normal a un asunto de cuidado, o en términos más serios un comportamiento patológico que para mejorar necesita ayuda profesional.
¿Qué son los celos?
Los celos se basan en un cúmulo de sentimientos que surge cuando tememos perder la persona amada. No se trata de la sola emoción de temor sino que rabia, ira, humillación, desconfianza, pueden ir de la mano con este sentir.
Aunque la mayoría de las veces se fundamentan en hechos imaginarios, pueden tener una base real porque un sentimiento de posesión hacia la pareja los mueve. No obstante, la presencia reiterada de este sentimiento sin razón alguna, lo convierte en una conducta enfermiza por la que habrá que lidiar con ayuda especializada si se quiere continuar con esa pareja.
Lo que es bien cierto que en la medida que nos sentimos más seguros con nuestro compañero, crece la confianza que se devengan ambos en la relación, tener celos puede ser una situación que de ocasional pase a excepcional.
Existen los llamados celos románticos que se producen cuando uno de los miembros de la relación de pareja percibe alguna amenaza; por ello, en vez estar a la defensiva resulta mejor reafirmar el vínculo que tenemos con nuestra pareja.
Asimismo, los celos permiten que las relaciones sentimentales se pareja sean monógamas. Esto significa que favorecen la fidelidad cuando funcionan como un mecanismo de defensa de tipo emocional y garantizan la permanencia en pareja, así que cuando se mira desde este punto de vista los celos en sí son positivos pero de manera reiterada, y excesiva, resultan muy dañinos.
De igual manera, como nuestros vínculos sentimentales están determinados por cómo nos relacionamos con los padres, los celos también tienen que ver con esto. En cuán satisfactorio resultó el modo cómo nos vinculamos con los progenitores, ya que si nos llegamos a sentir abandonados por uno de nuestros padres es posible que un sentimiento de temor de perder a la persona amada nos acompañe sin que estemos muy consciente de esto.
Del mismo modo, nuestras creencias, o mejor etiquetas, tienen relación con los celos, ya que si pensamos que todos los hombres son infieles es inevitable que no estemos celosas muchas veces. También hombres que creen que todas las mujeres son coquetas vivirán celosos la mayor parte del tiempo.
Los celos como enfermedad
Cuando los celos son reiterados, sin algún motivo real que los provoque, puede tratarse celopatía, en el momento en que todo lo que haga una persona se convierte en una razón para sospechar que se trata de una infidelidad o de un engaño. Son dañinos para quien los parece como también para quien es víctima de ellos. Y, en general, estos celos destructivos terminan con cualquier vínculo amoroso.
La celopatía es la respuesta de una persona ante la amenaza de perder a otra persona que considera muy importante en su vida. Esta reacción no depende de la pareja en cuestión que se convierte en víctima del celópata sino de quien los sufre que no puede controlarlos porque no tiene conciencia de ello. Por esto se vuelve incapaz de reconocer tales percepciones falsas del supuesto comportamiento de infidelidad.
Finalmente, la vida con un celópata se vuelve insoportable, y casi todas las relaciones terminan porque la víctima se cansa de tanto maltrato aunque con ayuda profesional el comportamiento de un celoso crónico puede mejorar significativamente.
¿Cómo evitar que los celos te dominen?
Aunque los celos pueden ser en sí sanos cuando se vuelven frecuentes se convierten en perjudiciales, así que es mejor evitarlos o controlarse ante ellos de la manera siguiente: 1) desterrar los pensamientos destructivos y sustituirlos por otros positivos como son los de seguridad y confianza; 2) tratar de diferenciar lo que es real de los juegos que te puede hacer tu imaginación para acabar con cualquier percepción falta que te puede generar celos; 3) procurar ser más tolerante con tu pareja y permitir que tenga su espacio; lo cual se traduce en dejar de averiguar en todo momento lo qué hace y con quién, en respetar su libertad y su punto de vista; 4) reflexionar sobre lo que nos ocurre y buscar aclarar nuestras ideas para sacar a la luz los sentimientos de inseguridad, miedos, en fin todo aquello que pueda estar incomodándonos que venga de atrás para que esos sentimientos negativos no originen descontrol en nosotros ni reacciones de las que luego nos podamos arrepentir; 5) evitar las amenazas o cualquier tipo de agresión verbal en vez de dejarse cegar por la rabia y la impotencia; 6) evitar también echarle la culpa a alguien de lo que nos ocurre porque lo que hagamos o no sólo depende de nosotros; y 7) finalmente, demostrar los celos de forma amorosa, dialogar en todo momento y nunca a través de la ira, la envidia, el rencor o la venganza.
Para evitar que los celos te maten:
• Trata de averiguar si estás celoso por una situación real o por algo que imaginas o percibes de manera no certera. Si tienes un basamento en la realidad, habla con tu pareja y busca llegar a acuerdos para solventar esto. Si no lo tienes, destierra esos celos o busca ayuda profesional.
• Manifiesta que sientes celos de forma afectuosa y nunca con ira que te pueda llevar a ofender, con algún tipo de agresión, a tu pareja. Y trata de sustituir los celos por sentimientos como confianza y seguridad mientras mantienes una buena comunicación con él.
LaVozdelaMujer
Isabel Rivero De Armas
isabelrivero70@hotmail.com