La medalla de oro obtenida por el esgrimista venezolano acabó con una larga sequía en Juegos Olímpicos
Era mediodía y Venezuela almorzaba con los televisores encendidos. La nación estaba a la expectativa de lo que pudiera ocurrir en el combate olímpico más importante para un atleta criollos desde hace cuarenta y cuatro años.
El protagonista era el joven esgrimista venezolano Rubén Limardo, quien libraba con el noruego Bartosz Piasecki un combate por la medalla de oro en la categoría de espada de los Juegos Olímpicos, que tuvieron como sede Londres, capital de Inglaterra.
El atleta bolivarense consiguió derrotar a su contrincante 15-10 y emuló al legendario boxeador Francisco «Morochito» Rodríguez, quien ganó la primera dorada olímpica para el país en la categoría minimosca (48 kilogramos) en México 1968.
Hasta la hazaña de Limardo, que se concretó el pasado 1º de agosto, la de Morochito era la única presea de oro que había conquistado el país en juegos olímpicos.
El último toque de Limardo sobre su oponente, cuando el marcador estaba en 14-10, le dio la victoria al criollo quien, entre brincos y lágrimas en sus ojos, desfiló por el escenario con la bandera nacional en su espalda para celebrar el triunfo. Por fin, luego de más de cuatro décadas, se sumaba un oro más al medallero venezolano en unos Juegos Olímpicos.
Roto el maleficio y terminada la sequía, aquella batalla dejó en sus registros para la historia 4-3 para el primer asalto, 12-6 el segundo y 15-10 el tercero, todos a favor del espadista guayanés.
Pesas: Primeros diplomas
Había transcurrido un día de las olimpiadas y los venezolanos comenzaron a brillar por su alto desempeño. La pesista cojedeña Betsy Rivas quedó entre las mejores ocho al levantar en el envión 98 Kg, en la categoría de 48 kilogramos.
Luego lo hizo el haltero Junior Sánchez en la categoría de 69 kilos, quien levantó 148 kilogramos en el arranque y 180 en el envión, para un total de 328 kilogramos, con lo cual superó su marca personal (323 kilogramos) registrada en el Panamericano de Guatemala, celebrado en mayo de este año. Su actuación lo convirtió en el quinto mejor del mundo.
También, la pesista Inmara Henríquez (53 kilogramos), rompió dos marcas nacionales, que estaban en su poder desde el Nacional de Barquisimeto en 2011 y se ubicó en la décima posición del ranking mundial.
Otros venezolanos se ubicaron entre los mejores deportistas olímpicos: la nadadora Andreína Pinto en 800 metros libres, Daniel Larreal y Mariesthela Vilera en velocidad por equipos en ciclismo de pista, la luchadora Mayelis Caripá en la categoría de los 48 kilos, el equipo de relevo masculino 4×400 metros planos; y los boxeadores Karlha Magliocco y Gabriel Maestre también ganaron diplomas en la categoría 51 y 69 kilogramos, respectivamente.
Rompiendo marcas
Los venezolanos rompieron marcas importantes en sus disciplinas en Londres. La nadadora Andreína Pinto impuso nuevo récord nacional y suramericano en 800 libres, al registrar tiempo de 8 minutos, 26 segundos y 43 centésimas (8:26.43). El récord regional era de la chilena Kristel Köbrich, con 8:27.90.
Por su parte, el nadador José Peña rompió el recórd nacional en los 3.000 metros con obstáculos, al cronometrar marca de 8:24.06, por debajo de su tiempo de 8:30.01 y superó al atleta criollo Néstor Nieves, quien desde Sidney 2000 ostentaba el recórd olímpico nacional (8:27.36).
Pronósticos superados
El Comité Olímpico Venezolano había anunciado que proyectaban un total de ocho diplomas olímpicos pergaminos en esta justa. Sin embargo, la delegación criolla superó lo esperado y alcanzó una presea más para elevar a nueve atletas, ubicados entre los mejores del mundo.
La delegación nacional llevó inscritos 69 atletas, incluyendo por primera vez a una dama en el maratón femenino (Yolimar Pineda) y una dupla de voleibol de playa (Igor Hernández y Jesús Villafañe).
La selección criolla estuvo conformada por 42 hombres y 27 mujeres, quienes participaron en 15 deportes y la experimentada tenismesista zuliana Fabiola Ramos, con cinco olimpiadas en su haber, fue la responsable de portar el pabellón tricolor en la ceremonia inaugural del evento.