Los más afectados con la situación en este sector del municipio Urdaneta, son los niños y adultos mayores, quienes padecen de infecciones respiratorias y de enfermedades en la piel
Entre 30 y 50 bolívares deben pagar, semanalmente, cerca de 300 familias en el sector La Laguna del municipio Urdaneta, para evitar la acumulación de desechos sólidos en la zona. A pesar de ello y ante la carencia de servicio de aseo urbano, los vecinos han improvisado múltiples vertederos en la propia comunidad, para incinerar la basura y combatir la proliferación de gusanos, mosquitos y parásitos que perjudican la salud de los pobladores.
Tanto los malos olores como las grandes columnas de humo espeso se han convertido en una constante en el panorama urbano en esa localidad, donde abundan ratas y otros roedores; tal como lo señaló Nureya Henríquez, vocera de los afectados, quien contó que el camión de aseo ya no recoge la basura en la comunidad. “Antes pasaba cada 18 días o dos veces al mes, pero ahora tiene mucho tiempo que no recorre la zona, ya que sólo hay uno”, sostuvo Henríquez al indicar que los más afectados con la situación son los niños y adultos mayores, quienes padecen de infecciones respiratorias y de enfermedades en la piel.
“Semanalmente debo pagar entre 30 y 50 bolívares a un vecino para que me bote todos los desperdicios que se me acumulan en la casa. Esto se ha convertido en una renta, por eso es que muchas familias deciden tirar la basura en las área boscosas que hay en la comunidad”, expresó la madre de familia, quien atribuyó la problemática a la ineficiencia de las autoridades locales.
A oscuras
La carencia de alumbrado público es otro problema que causa dolor de cabeza a los residentes, ya que el hampa común hace de las suyas después de las 6 de la tarde. Según señalaron los vecinos, las entradas que dan acceso al caserío se convierten en una boca de lobo, donde a más de un lugareño lo han despojado de sus pertenencias al llegar del trabajo. “En la vía central de la comunidad, sólo dos postes tienen iluminación y eso gracias a nosotros mismo que le pagamos a un señor para que cambiara los bombillos”, sostuvo Carmen Briceño, quien reside en la zona desde hace más de 30 años y asegura que el primer mandatario local jamás ha visitado la comunidad.
“Aquí no hay quien vele por los servicios públicos. Siempre tenemos fallas y cortes de energía eléctrica. El agua viene con poca presión y muy sucia”, denunció la mujer de la tercera edad, al indicar que teme por su salud debido a los altos niveles de contaminación, que se agudizan con la constante quema de basura, causando graves daños al medio ambiente y a las áreas boscosas de la zona.
MIP-TUY / Julio Materano
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