Venezuela, el país sudamericano más violento, marcó un nuevo récord en 2012 con más de 21.000 asesinatos, según cifras extraoficiales, que analistas atribuyen a la merma de policías y la conflictividad social, pese a los esfuerzos del gobierno por desarmar a la población y reforzar la seguridad.
Este año concluirá con «21.692 personas fallecidas víctimas de la violencia, para una tasa de 73 muertes por cada 100.000 habitantes», según un informe de la organización Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), que asegura obtener estadísticas filtradas del gobierno.
Para su director, el sociólogo Roberto Briceño León, la cifra -«cinco veces» superior a la de 1998, cuando el presidente Hugo Chávez llegó al poder- coloca a Venezuela «como el país más violento en la region junto con Honduras y El Salvador».
Ya en el informe global sobre homicidios de las Naciones Unidas correspondiente al año 2011, Venezuela figuraba como el país suramericano con la mayor tasa de asesinatos y el cuarto en toda América Latina.
En medio de la impunidad -por cada 100 delitos se castigan ocho, según cálculos de analistas- en el país suramericano se han conformado unas 18.000 bandas de delincuentes comunes, formadas principalmente por jóvenes de las zonas pobres, de las cuales unas 12.000 se dedican a la violencia criminal, apuntó a la AFP el abogado criminalista Fermín Marmol García.
«Es un problema de jóvenes entre 16 y 25 años de edad, tanto de victimarios como víctimas. Estamos perdiendo la juventud», señaló.
El número de muertes violentas de este año aumentó un 12% respecto a los 19.336 asesinatos registrados por el OVV en 2011, un año que había sido «el más violento de la historia nacional», según la ONG.
El gobierno, que situó en 14.092 el número de asesinatos en 2011 y aún no ha publicado una cifra para 2012, no ha respondido al informe del OVV, publicado el jueves. No obstante, la semana pasada, el ministro del Interior, Néster Reverol, desestimó la labor de la ONG y anunció a la prensa que emitirían un informe de violencia antes que finalice el año.
Sin embargo, ni el responsable ni un vocero atendieron llamados de AFP.
Violencia ante la violencia
La inseguridad, la principal preocupación de los venezolanos, que viven desde hace años una exacerbada conflictividad social y política, se presenta todos los días en reseñas de prensa de jóvenes asesinados para robarles una moto o un celular, policías acribillados para arrebatarle su arma o conflictos vecinales que terminaron en disparos y muerte.
El OVV destaca el aumento en 2012 de homicidios múltiples, de secuestros (583 formalmente denunciados y «miles que no se denuncian»), ataques contra policías, así como la violencia entre bandas de presos en las hacinadas cárceles venezolanas.
Mal pagados y con menos armamento, las fuerzas del orden deben enfrentar a las bandas en minoría: el déficit de policias preventivos es de 80% y de policías de investigación criminal es de 300%, asegura Mármol García.
Los «asesinatos se han convertido en una manera de ejecutar delitos contra la propiedad, un mecanismo para resolver conflictos personales o vecinales y una forma de aplicar justicia privada», según la ONG.
La impunidad y la desconfianza en el sistema de justicia ha multiplicado «las respuestas violentas a la violencia», como linchamientos y agresiones extrajudiciales por la policía, mientras la población general, en todos los sectores, ha buscado protección privada.
El auge de la violencia en Venezuela es «producto de un país con falta de oportunidades y buen ejemplo de los gobernantes», apuntó Marmol García.
«Si su actuación son insultos y enseñan a pelear, la gente sin educación imita esa conducta y eso genera violencia», señaló a la AFP este profesor de la Universidad Santa María, criticando las alocuciones del gobierno y de Chávez, que dice dirigir una «revolución armada» y ha llamado a «aplastar» a sus adversarios políticos.
Luego de obviar el tema de la inseguridad por muchos años, el gobierno implementó en 2012 planes para aumentar el número de efectivos policiales, mejorar su formación en la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad, y controlar el alto número de armas y municiones legales e ilegales que circulan en las calles.
Pero estas medidas, enfocadas en la prevención del delito, son insuficientes en Venezuela (con unos 27 millones de habitantes), donde circulan entre 9 y 15 millones de armas ilegales, según una estimación oficial de 2009.
«El plan desarme no ha funcionado», criticó Marmol García, dando como ejemplo los llamados «colectivos», bandas fuertemente armadas de ideología marxista que controlan territorios en barriadas populares de Caracas, a pocos kilómetros del palacio presidencial, y donde la policía no penetra.
Ramon Sahmkow /AFP