El declive en la producción del mineral de hierro se presentó en la década siguiente a su nacionalización, según los analistas, por la dependencia que teníamos del extranjero y la incapacidad de diversificar mercados
Edda Pujadas, @epujadas.- El 1ero. de enero de 1975 el entonces presidente de Venezuela, Carlos Andrés Pérez, en un acto histórico celebrado en Ciudad Piar, proclamó la nacionalización de la industria del hierro. Las concesiones quedan extinguidas y se crea la compañía estatal Ferrominera del Orinoco, que sustituye a las compañías privadas extrajeras Orinoco Mining y Iron Mining Co., las cuales previamente firman un convenio con la Corporación Venezolana de Guayana.
La trascendental decisión quedará registrada en la historia como el paso fundamental dado por Venezuela para rescatar el derecho pleno de manejar directamente sus recursos naturales, por cuanto un año más tarde, en enero de 1976, se nacionalizó la industria petrolera.
A partir de esta fecha, el Estado, a través de la Corporación Venezolana de Guayana (CVG), asume el control directo y ejerce el derecho de propiedad plena de la industria del hierro, así como la libertad completa de decisión y gestión para dirigir dicha industria. Para marcar esta fecha, Carlos Andrés Pérez iza el Pabellón Nacional en la cumbre del Cerro Bolívar.
PROCESO NACIONALIZADOR
Ya a partir de 1724, con la presencia de los misioneros capuchinos en Guayana, se inició el interés por el hierro, en un período de trabajo que va desde las forjas catalanas surtidas por las llamadas minas frailescas, hasta la explotación de las vetas de Cupapui, en las vecindades de Upata y la más productiva, de Santa Rosa. Sin embargo, con el correr de los años, el entusiasmo por el hierro se apagó y no reapareció sino hasta 1883, cuando se otorgó al norteamericano Cyrenius Fitzgerald la primera concesión para la extracción de hierro en Delta Amacuro.
La empresa Orinoco Iron Company envió en 1901 hacia Baltimore (Estados Unidos) un primer embarque importante de hierro con unas 700 toneladas. Al recibir en 1933 una concesión por traspaso, la Bethlehein Steel constituyó la Iron Mines Company. Pese a estas concesiones y al descubrimiento de otras minas importantes, como la de Imataca y San Isidro, la explotación formal en gran escala del hierro venezolano la inició en 1950 la empresa Orinoco Mining, filial de la U.S. Steel.
Como consecuencia del auge siderúrgico, surge Ciudad Piar, fundada el 09 de febrero de 1952. En 1958 se crea el Instituto Venezolano del Hierro. Posteriormente, en 1960, el Presidente Rómulo Betancourt decreta la creación de la Corporación Venezolana de Guayana (CVG). El 09 de julio de 1962 se realiza la primera colada de acero en la planta de Matanzas, que después fue administrada por la nueva empresa CVG, Siderúrgica del Orinoco (SIDOR).
El 1ero. de enero de 1976 inició sus actividades CVG Ferrominera Orinoco C.A., que es la empresa encargada de suministrar el mineral de hierro a SIDOR. Ferrominera atiende la explotación a cielo abierto de la mina de El Pao, a 45 kilómetros de Ciudad Guayana. El Cerro Bolívar, a 120 kilómetros de Ciudad Bolívar, es el de más antigua explotación. Se conoció primero con el nombre de Cerro La Parida, donde la Oliver Iron Mining Company descubrió el 04 de abril de 1947 el enorme potencial de sus yacimientos.
El cinturón ferrífero de Imataca tiene reservas probadas por unos 2 mil millones de toneladas de mineral de hierro. Las minas de San Isidro forman un cuadrilátero ferrífero con los depósitos de Los Barrancos I, Los Barrancos II, Las Pailas y San Joaquín, con reservas probadas de 700 millones de toneladas. Metas
Argenis Gamboa, quien como Presidente de la Corporación Venezolana de Guayana representó junto con Manuel Pérez Guerrero, Ministro de Estado para Asuntos Económicos Internacionales, los intereses de Venezuela en la nacionalización de la industria del hierro, citó entre las metas principales las siguientes:
Adquirir control pleno sobre la industria extractiva del hierro en 1975. El Estado asume la propiedad de todas las instalaciones, bienes, equipos, muebles e inmuebles, tangibles e intangibles necesarios para la eficaz operación de la industria. Aumentar el valor agregado nacional y asegurar la disponibilidad de mineral para el desarrollo siderúrgico nacional.
Una de las metas de la nacionalización era ir más allá de la simple extracción del mineral de hierro y aumentar su valor agregado. Asimismo, se previó que el mineral de hierro después de la nacionalización, estuviese prioritariamente a la disposición de los usuarios nacionales que progresivamente vayan requiriendo un mayor volumen para su transformación local.
No disminuir el nivel de empleo en la industria del hierro e incorporar venezolanos capacitados a las más altas posiciones directivas. Realizar la nacionalización en forma tal que, sin afectar los intereses nacionales, las actividades productivas y los clientes tradicionales no sufrieran perturbaciones.
Asegurar un nivel de precios satisfactorios. A Venezuela le interesaba obtener por su mineral de hierro precios que no sean inferiores a los obtenibles por calidades comparables de otras procedencias y además, que el sistema que se estableciera para determinar los precios respondiera a las modificaciones que ocurrirían en los mercados del exterior cuando mejoraran los niveles aplicables.
Favorecer la utilización de buques nacionales y asegurar la capacidad de transporte necesaria y disponer nacionalmente de los productos de mineral de hierro pre-reducido. Como corolario de la nacionalización, la Corporación Venezolana de Guayana adquirió por su valor nominal el 51 por ciento de las acciones de la Compañía Minerales Ordaz C. A. (MINORCA).
“Este acto de soberanía que con emoción recibimos todos los venezolanos, debe ser también un acto de voluntad creadora, porque no basta con que los recursos que vuelven a ser objeto de decisiones nacionales sean propios, en el pleno amplio sentido de la palabra, sino que su manejo sea eficiente, útil, y socialmente provechoso”, Carlos Andrés Pérez, 1ero. de enero de 1975, durante el acto en el que proclamó la nacionalización de la industria del hierro.