«Empujé a un musulmán a los rieles del tren porque odio a los hinduistas y a los musulmanes desde el 2001 cuando derribaron las torres gemelas», dijo Erika Menéndez a la policía, de acuerdo con la fiscalía
NUEVA YORK. Las autoridades ordenaron realizar una evaluación psiquiátrica a una mujer sospechosa de empujar a un inmigrante a los rieles del tren subterráneo, causándole la muerte.
Erika Menéndez, de 31 años, fue encausada por homicidio agravado por intolerancia el sábado por la noche. La mujer le dijo a la policía que odiaba a los musulmanes y a los hinduistas desde el 11 de septiembre y pensó que la víctima era uno de ellos.
La jueza Gia Morris dispuso que Menéndez sea detenida sin derecho a fianza y fuese sometida a un examen psiquiátrico.
Menéndez fue acusada de la muerte de Sunando Sen, quien fue arrollado por un tren en marcha en una estación de Queens el jueves por la noche. Los amigos y compañeros de trabajo de Sen dijeron que era un inmigrante indio de 46 años que profesaba el hinduismo.
«Empujé a un musulmán a los rieles del tren porque odio a los hinduistas y a los musulmanes desde el 2001 cuando derribaron las torres gemelas», dijo Menéndez a la policía, de acuerdo con la fiscalía.
«La sospechosa fue acusada de cometer la peor pesadilla que puedan tener los usuarios del sistema subterráneo a diario», dijo el fiscal distrital de Queens, Richard Brown.
Menéndez estaba incoherente durante su comparecencia en un tribunal penal de Queens y en un momento dado se rió con tanta estridencia que la jueza le dijo a su abogado defensor: «Va a tener que hacer que su cliente deje de reírse».
Menéndez admitió haber empujado a Sen por la espalda, dijeron las autoridades. Fue arrestada después que un transeúnte la vio en la calle y pensó que se parecía a la mujer que vio en un video de seguridad difundido por la policía.
Una llamada al abogado de Menéndez no fue respondida de inmediato el domingo.
La muerte de Sen es la segunda en su tipo en menos de un mes en Nueva York. Un ciudadano coreano, Ki-Suck Han, murió en una estación del centro de Manhattan el 3 de diciembre tras ser empujado al paso del convoy.
AP