Es así como queda claro que este Gobierno ha podido entre otros, decretar “inflación cero” y la “suma máxima de felicidad”. Cualquier distorsión o alteración de estos objetivos decretables fácilmente; será el producto de la conjura del capital, en especial el internacional
El Gobierno de Chávez parece haberle conseguido solución al problema de la “cuadratura del círculo” y como subproducto descubre el agua tibia. Finalmente, se ha perfeccionado una forma de gobernar por decreto, muy al estilo oficialista, quienes creen que desconociendo las leyes de la física o del mercado, queda caduca la gravedad en Venezuela y las leyes del mercado no surtirán efecto en este maltrecho territorio.
El título de este artículo obedece a unas declaraciones emitidas por un alto funcionario del Gobierno encargado del novísimo ente administrativo responsable de administrar los controles de precios.
Dejando a un lado el nivel de abastecimiento, la variedad de productos, las opciones en su comercialización, la destrucción de incentivos a la oferta y a la producción nacional, así como los ajustes abruptos de precios que luego el Gobierno tiene que acometer a destiempo cuando desaparecen los productos de los anaqueles; el Gobierno nacional ha decretado “inflación cero” en todos los productos sujetos a controles de precios.
Ahora bien, todo ajuste de precios relativos, por ejemplo en mercados paralelos, negros e informales, en términos de la abundancia de dinero inorgánico, liquidez y gasto público corriente, en comparación a los bienes, cada vez en mayor cuantía importados y sin divisas con que comprarlos; constituirá una conspiración del capital y su lógica, contra la “lógica de corazón patrio”.
Es así como queda claro que este Gobierno ha podido entre otros, decretar “inflación cero” y la “suma máxima de felicidad”. Cualquier distorsión o alteración de estos objetivos decretables fácilmente; será el producto de la conjura del capital, en especial el internacional.
Queda una duda que la erudición campechana oficialista no ha resulto, pero en cualquier momento, con fruncir el ceño, el monje docto, dará con su respuesta: ¿cómo es posible que los capitalista, las marcas y las trasnacionales estando presente en todos los países del mundo, solo son especuladores en un país tan transparente, eficiente y de instituciones tan robustas que garantizan costos transaccionales prácticamente cero? ¿Por qué siendo la única diferencia los Gobiernos y sus políticas, la conjura es sólo contra Venezuela?
Esperemos que la solución no sea de corte “Pol-Potiana” porque habrá que salir corriendo por defectuosos en la construcción del hombre nuevo.
Rafael González