Según voceros de los opositores, la población de la localidad de Deir Balbeh fueron ejecutados de forma sumaria, quemados y enterrados en fosa común
Mientras la comunidad internacional intenta negociar un proceso de transión que ponga fin a la guerra civil en Siria, los rebeldes han denunciado este sábado una nueva masacre por parte de las fuerzas del régimen del presidente Bashar al Asad en el distrito de Deir Balbeh, en el noreste de la ciudad de Homs, en la que habrían muerto al menos 220 personas.
El miembro del Mando Militar Supremo de los rebeldes sirios Qasem Saadedin explicó que la población de ese barrio fue concentrada por las tropas del régimen en el puesto de control de una petroquímica, donde fueron ejecutados de forma sumaria, quemados y enterrados en una fosa común. Al menos 177 de las víctimas ya fueron identificadas, según Saadedin.
Saadedin, responsable de operaciones militares de los rebeldes en la provincia de Hama y de armamento en la de Homs, ha señalado que el balance preliminar de fallecidos a lo largo de la jornada de este sábado asciende a 362, una cifra que no incluye a los soldados del Ejército de Asad.
El presidente del Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), Rami Abderrahman, no ha podido confirmar el número de fallecidos en Homs pero s»i ha recibido informaciones de que decenas de personas, entre ellas combatientes y civiles, han sido ejecutados sumariamente en Deir Balbeh. Sí han confirmado la cifra de 220 víctimas los Comités de Coordinación Local, grupo que también informa sobre las víctimas del conflicto. Mientras tanto, el presidente de Egipto, Mohamed Mursi, expresó su «oposición a toda intervención militar en Siria que agravaría las crisis (a las que hace frente) el pueblo sirio», y dijo preferir la búsqueda «de una solución política con un apoyo y un consenso árabe, regional e internacional», pese a que el conflicto ya deja 45 mil muertos en 21 meses.
«No hay sitio para el actual régimen de Bashar al Asad en la futura Siria», declaró Mursi ante el Senado, insistiendo en la importancia de «preservar la unidad del territorio sirio en su totalidad».
El presidente egipcio también expresó su «oposición a toda intervención militar en Siria que agravaría las crisis (a las que hace frente) el pueblo sirio», y dijo preferir la búsqueda «de una solución política con un apoyo y un consenso árabe, regional e internacional».
Mursi propuso en agosto la formación de un grupo de contacto regional que incluyera a Egipto, Irán, Arabia Saudí y Turquía, con la finalidad de resolver la crisis en Siria.
«El fin del derramamiento de sangre siria y la (…) vuelta de los refugiados sirios a su madre patria» son prioridades para Egipto, precisó también Mursi, cuyo país acoge a cerca de 150.000 refugiados sirios, según las estadísticas del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
«Siria estará unida, libre e independiente, y nadie que no sean los representantes legítimos del pueblo sirio hablará en su nombre», añadió.
Egipto no reconoció como representante legítimo del pueblo sirio a la Coalición de oposición formada en noviembre en Doha.