A menos de 48 horas de haber sido iniciado el año 2013, 25 cadáveres habían sido ingresados a la morgue de Bello Monte, en Caracas, iniciando de esta manera la cuenta de víctimas por violencia en la ciudad capital, donde durante el año 2012 se registró el ingreso de 5.687 cuerpos a la sede de ciencias forenses, según se maneja de manera extraoficial.
Los fallecidos a tan solo horas del «Cañonazo», murieron víctimas de riñas o balaceras. De manera atípica no hubo hechos de muertes por balas perdidas durante la celebración del Año Nuevo, al menos hasta este miércoles.
En un callejón del sector La Cuesta, en la carretera vieja Petare-Guarenas, comisiones del Cicpc levantaron el cadáver de Ronny David Vega, de 24 años de edad. El cuerpo quedó a solo dos metros del carro Chevrolet Astras gris, placas AA194FU propiedad de su madre. La víctima recibió un disparo en el rostro, con entrada en el pómulo y salida en el cráneo.
Su madre, Mireya Vega, estaba destruida este miércoles, cuando esperaba en la morgue el cadáver de su hijo, un joven «sano y trabajador que vivía para ayudar a su mamá, una mujer que levantó a sus muchachos con esfuerzo y que ahora está aquí buscándolo para enterrarlo», dijo Marlene Martínez, compañera de trabajo y amiga de la familia.
La madre de Ronny Vega, el tercero de cinco hijos, es natural de la Goajira colombiana y tiene casi 40 años en el país. Madre soltera y trabajadora que se gana la vida en un kiosko donde vende comida, en la zona industrial de Boleita Sur, cerca del centro comercial Líder.
Allí es conocida por vecinos y trabajadores. También conocían a su hijo, ya que juntos atendían el negocio con el que sostenían el hogar. El carro de donde presumen fue sacado el joven para asesinarlo era de ella, pero su hijo era quien lo conducía. «El tenía la costumbre de manejar descalzo, por eso no tenía puestos los zapatos. Los tenía en la parte trasera del carro, uno junto al otro como siempre los ponía», dijo Mireya Vega, su madre.
La mujer recordó como recibieron el Año Nuevo en casa, en el sector La Cuesta. Ronny salió a buscar a sus dos sobrinas, pero a la 1:30 regresó con una de ellas que tiene 5 años. «La otra estaba quebrantada de salud», dijo la abuela.
En medio de la algarabía del Año Nuevo, el joven salió a la calle y no regresó. A las 7:00 de la mañana una vecina tocó a la puerta de la familia Vega. Traía la fatídica noticia de que el joven yacía sin vida en la calle, junto al carro de su madre.
En efecto, el Crevrolet Astra estaba en el lugar donde habitualmente lo parqueaba. Su cuerpo quedó descalzo hacia el extremo del chofer. La familia sospecha que lo sorprendieron dentro del vehículo y lo sacaron a la fuerza para asesinarlo. «Quizás se recostó y se quedó dormido», comentaba su madre para tratar de reconstruir la escena.
Cuando los vecinos llamaron a la policía, unos uniformados se acercaron para verificar el hecho. Los efectivos del Cicpc llegaron para inspeccionar el sitio y levantar el cuerpo. Aparentemente no le robaron nada, excepto las llaves del automotor. «Lo único que faltaba eran las llaves y la vida de mi hijo», dijo Mireya Vega.
Ronny Vega estudiaba Mecánica Dental en un instituto ubicado en Sabana Grande. Trabajaba con su madre en el negocio de comida y vivía con su familia en el sector donde fue asesinado. Un testigo presencial vio a varios sujetos abriendo el carro para registrarlo, horas antes del hallazgo del cadáver. Se presume que el joven víctima de un asalto.
Su cuerpo fue ingresado a la morgue de Bello Monte, con el número 20 del mes de Enero. Los autores del crimen no han sido identificados.
AA /LA VOZ