El cine venezolano se atrevió a mostrar otra historia sobre la homofobia y el público acudió durante el pasado mes de diciembre
«Azul y no tan rosa», ópera prima cinematográfica de Miguel Ferrari, pasó de 100 mil espectadores durante el primer mes de exhibición. Eso hace soñar al director y guionista, y a todo el magnífico equipo humano que trabajó en ese largometraje venezolano.
Ferrari explica cómo nació este proyecto y cómo se materializó en lo financiero:
-Hace unos años, cuando se estaba aprobando en España la ley de matrimonios igualitarios, me sorprendió muchísimo los debates retrógrados que se abrieron en los sectores más conservadores de esa sociedad. Investigué sobre el tema en Latinoamérica y las historias de discriminación y crímenes por homofobia eran alarmantes. Quise escribir una historia que tratara sobre el derecho de cualquier persona a ser y pensar diferente.
Comenta, que lograr el financiamiento de una película no es tarea fácil. «Luego de tener un sólido guión, debes montar el proyecto y es allí donde debes pensar como director y productor para vender tu historia. Esta debe ser lo suficientemente atractiva y factible para generar interés en las personas que van a evaluarlo. Esta película cuenta con el financiamiento del Centro Nacional Autónomo de Cinematografía y el Programa Ibermedia. La producción es de Plenilunio Film & Arts y Factor Rh Producciones en asociación con La Villa del Cine y la productora española Malas Compañías. Venezuela y España unidas en este largometraje, mi ópera prima, además».
– ¿El guión cómo se elaboró? ¿Hay sesgos reales o biográficos?
-El proceso de elaboración es complejo y desde mi punto de vista, el más importante. Requiere un importante trabajo de investigación sobre la historia que quieres contar. Las vivencias y la capacidad de observación son herramientas fundamentales para cualquier artista en su creación. Cuando obtuve información suficiente, diagramé la historia y los personajes. Luego estructuré el guión en actos, cuidando sobre todo los puntos de giro porque eran claves para que la historia avanzara. Luego desarrollé el guión.
Puntualiza que el tema central de «Azul y no tan Rosa» gira en torno a la relación de un padre y un hijo que se reencuentran y se ven obligados a solucionar sus diferencias. «Mi película es una historia sobre el amor, la amistad, sobre la familia en su sentido más amplio. No quería hacer un dramón de película sino plantearla de manera fresca, cotidiana y que lograra identificación con cualquier tipo de espectador. Simplemente quería mostrar una historia atractiva, con personajes cercanos y que el espectador descubra a otros seres que no son tan diferentes a ellos. No es una historia biográfica, pero cada uno de los personajes tiene algo de mí. Es lógico… soy su creador. Tampoco está basada en algún hecho en especial, aunque hay situaciones que se plantean y que ocurren diariamente en todo el mundo y en especial en Latinoamérica.
-La película tiene como temática el amor prohibido y está enfrentada a una sociedad machista y homófoba. ¿Cómo logró resolver las escenas o las situaciones y el trabajo actoral?
-La observación y las vivencias son fundamentales en el desarrollo de cualquier acto creador. Para un actor esto es clave y un director que haya sido actor, posee herramientas adicionales muy útiles para contar historias. Además, mi formación en dirección cinematográfica en Madrid ha sido fundamental para enfrentar este trabajo. Tengo una gran influencia de mis maestros españoles y eso se siente en el lenguaje visual de la película.
En relación al trabajo que desarrolló con los actores, Ferrari enfatiza que «el ser actor me permitió profundizar la empatía con ellos y conocer así sus temores y sus mecanismos para activar cada emoción. Sabía exactamente qué hacer para lograr lo que necesitaba de ellos en cada secuencia. Es por eso que les traté y les dirigí como a mí me gustaría que lo hicieran los directores conmigo. Dándoles confianza y haciéndolos sentir cómodos. Sin juzgarlos, ni evaluarlos y mucho menos presionarlos… estimularlos reconociéndoles cada logro. Es por eso que establecimos una relación frontal, sincera y de respeto mutuo».
– ¿Qué problemas se superaron para rodarla y estrenarla?
-Fue un trabajo complejo por las características de la historia. Se filmó en Venezuela (Caracas, Mérida y Aragua) y España (Madrid) y para ello se requirió un gran esfuerzo logístico. Se armaron equipos por cada área para llevar a cabo la filmación de la película. Convoqué a Alexandra Henao para la fotografía y a Marcelo Pont-Vergés para el arte. Ambos son grandes profesionales que conectaron inmediatamente con la historia y que tenían algo fundamental para mí: sensibilidad y buen gusto. Además tuve un experimentado equipo de producción que encabezó Rodolfo Cova.
-¿No ha pensado que puede mostrarla en teatro?
-En realidad nunca me lo he planteado. Si bien es cierto que en la película se hacen ciertos guiños al teatro, esta es una historia que nació para ser contada en cine por su lenguaje y su narrativa. Está impregnada de imágenes que cuentan mucho y que sería imposible reproducirlas en el teatro. De cualquier manera no descartaría en un futuro desarrollar una versión para el teatro. Nunca se sabe.
-¿Y ahora?
-Ahora viene una etapa interesante. Festivales y distribución internacional. También me voy a tomar un año de descanso para preparar mi próximo proyecto cinematográfico, del cual hablaré en el momento adecuado.
Ficha
Miguel Ferrari, 30 de agosto, Caracas, 1966. Actor, egresado del Instituto de Formación para el Arte Dramático IFAD (1.986).Licenciado Cum-Laude en Teatro, mención Actuación, Unearte (1.997). Diplomado en Dirección Cinematográfica. Séptima Ars, Escuela de Cine y TV de Madrid, España (2.000).
¿Sexo de las hormigas?
Que la homofobia mata se reitera, una vez más, de manera estrujante, gracias la ópera prima de Miguel Ferrari, protagonizada por Guillermo García (Diego, fotógrafo gay), Sócrates Serrano (Fabrizio, ginecólogo gay), Ignacio Montes (Armando, hijo adolescente de Diego) e Hilda Abrahamz (Delirio, transexual femenino), entre otros comediantes como Carolina Torres, Elba Escobar, Juan Jesús Valverde, Beatriz Valdés, Aroldo Betancourt, Daniela Alvarado, Alexander Da Silva, Arlette Torres y Juan Carlos Lares, quienes ahí se la jugaron para crear un buen largo sobre «el sexo de las hormigas», como alguien calificó a la homosexualidad en la pantalla.