Aunque muchos desconocen su historia, los tres Reyes Magos siempre ocupan un lugar de honor en nuestros nacimientos, donde permanecen cerca del pequeño niño para ofrecerle sus presentes: oro, incienso y mirra
Según la tradición venezolana, con la llegada del 25 de Diciembre, día del nacimiento del Niño Jesús, llegan también los regalos para los niños que, durante el año, se han portado bien, pero, en un gran número de países, son los Reyes Magos los encargados de traer los presentes a los pequeños, en conmemoración de que fueron ellos quienes ofrecieron obsequios a Jesús cuando nació.
En varios países de Latinoamérica y Europa, la noche de cinco de enero, antes de acostarse, los niños dejan tres platos de comida para los Reyes Magos y pasto y agua para sus camellos. Se duermen con la ilusión de ver, a la mañana siguiente, los regalos que le habían dejado los tres Reyes Magos.
Aunque en nuestro país los Reyes Magos sólo traen dulces o caramelos a los más pequeños, el seis de enero se celebra el famoso “Día de Reyes”, pero en realidad poco sabemos del origen de estas tres figuras que, a pesar de estar siempre presentes en nuestros nacimientos, han sido relegados a un segundo plano.
CUENTA LA HISTORIA
Antes de hablar de los Reyes Magos, es conveniente recordar que cuando Jesús nació, los tres magos fueron guiados desde Oriente por una gran estrella hasta Belén de Judea, donde María había dado a luz un pequeño. Al llegar y preguntar ¿dónde había nacido el Rey de los Judíos?, desataron la curiosidad y la ira del Rey Herodes, quien los hizo llamar para pedirles que, a su retorno, lo visitaran de nuevo para informarle dónde estaba el niño, pues él también quería ir a adorarlo.
Los tres Reyes Magos siguieron su camino, tras la luz de la estrella de Belén, hasta que llegaron al establo donde había nacido Jesús. Allí ofrecieron sus obsequios al pequeño: oro, incienso y mirra y regresaron a su lugar de origen por otro camino, pues fueron advertidos en sueños de que no regresaran con el rey Herodes.
El destino de los Reyes Magos tras adorar al niño fue incierto, pues la Biblia sólo dice que volvieron a su país por otro sitio para burlar a Herodes. La tradición afirma que fueron discípulos de Santo Tomás y otros señalan que fueron consagrados obispos y que murieron martirizados. Sus supuestas reliquias fueron transportadas desde Milán hasta Colonía en el siglo XII, donde aun hoy son veneradas en un relicario bizantino de la catedral de esta ciudad alemana.
Con respecto a su labor, todo parecer indicar que los Reyes Magos pertenecían a una congregación que realizaba funciones sacerdotales en Persia, Babilonia y Asiria. Se caracterizaban por su apego al estudio y sus conocimientos en materias como teología y astronomía, los cuales les permitieron ser guiados por la estrella de Belén hasta el lugar exacto en el que había nacido el Niño Jesús.
Y es que otro de los enigmas de los tres Reyes Magos es la naturaleza del brillante astro que les condujo hasta el pesebre de Jesús. Para muchos investigadores, no era sino un cometa o un meteoro luminoso, incluso hay quienes mantienen que pudo tratarse del cometa Halley. Kepler, en 1606, afirmó que pudo nacer de la conjunción triple de dos planetas, Saturno y Júpiter.
Los nombres de los Reyes Magos, tal y como los conocemos hoy en día, Melchor, Gaspar y Baltasar; comenzaron a prevalecer en el siglo V y hasta el siglo VI no se les otorga el título de reyes. Sin embargo, ya para el siglo XVI se introdujeron rasgos raciales en ellos, apareciendo por primera vez un Baltasar negro.
Se identificó a los tres Reyes Magos con Sem, Cam y Jafet, los tres hijos de Noé que, según el Antiguo Testamento, representaban las tres razas que poblaban el mundo. De esta manera, Melchor, el anciano canoso, simbolizaba a los herederos de Jafet, es decir, los europeos, que ofrecían al Niño Dios un presente de oro que atestiguaba su realeza.
El rubio y joven Gaspar representaba a Sem o bien a los semitas de Asia, cuyo bien más preciado era el incienso y que simbolizaba su divinidad. Por último Baltasar, negro y con barba, se identifica con los hijos de Cam, los africanos, que entregaban la mirra en alusión a su pasión y su resurrección.
No fue hasta mediados del siglo XIX que se representó a los tres Reyes Magos como portadores de juguetes para los niños. Hasta entonces, los obsequios se limitaban a necesidades de la vida cotidiana: Gaspar traía dulces, miel o frutas; Melchor era el encargado de proveer ropas y zapatos, mientras que Baltasar debía castigar a los pequeños que se portaban mal durante el año, dejándoles un pedazo de carbón, un trozo de leña o piedras.
En la actualidad, esta costumbre es tan importante en algunos países como para nosotros lo es el “Niño Jesús”, pues los pequeños también escriben cartas a los tres Reyes Magos explicándoles que se han portando bien y pidiéndoles los regalos que desean. Estas cartas tienden a ser dejadas junto a los zapatos.
En fechas navideñas, es común en nuestro país ver personajes ataviados como Santa Claus tomándose fotos con los niños en los centros comerciales, sin embargo, en las naciones en que los regalos son traídos por los mágicos reyes orientales, el tradicional gordito de barba blanca y vestido de rojo, es suplantado por los tres Reyes Magos, con quienes los niños pueden tomarse fotos, sentados en sus rodillas y a la vez, entregarles la carta con sus peticiones.
Edda Pujadas / La Voz