Mientras Venezuela mantiene la expectativa en torno a los escasos comunicados sobre la salud del presidente Hugo Chávez, la venta de productos alusivos al mandatario se dispara en los pequeños comercios «chavistas» de la capital, desde el clásico merchandising a los artículos más insólitos.
Frente a los puestos de un mercadillo cubierto en el centro de la capital, cerca del Parlamento, Elisa Flores de Moreno explica a la AFP que fue enviada por sus «camaradas» de Mérida, en el extremo oeste del país, a hacer unas «compras revolucionarias».
«Enamorada» de Chávez, la mujer cuenta que reza «todas las noches» por la mejoría del presidente, operado el 11 de diciembre pasado por cuarta vez de cáncer en La Habana, y a quien el público no ha vuelto a ver desde entonces.
Este martes llegó «a buscar recuerdos para (sus) camaradas fanáticos», explica la mujer de 67 años al asir una gran bolsa de plástico repleta de camisetas, gorras y chaquetas.
Algunos tienen la sigla «PSUV» (Partido Socialista Unido de Venezuela, en el poder) junto al presidente, que aparece solo o acompañado del padre de la nación, Simón Bolívar, o del revolucionario Ernesto «Che» Guevara.
Pero el artículo que más hace furor estos días es una camiseta con un rectángulo impreso en el que está circunscrita la mirada en blanco y negro del presidente. «La mirada del comandante… Esto fue un éxito total. Un mensaje subliminal hacia la oposición muy bueno», explica riéndose el propietario asociado de la boutique, Jorge Moreno.
Estos diseños, concebidos por el equipo de comunicación del Palacio de Miraflores, son distribuidos a cooperativas para ser fabricados antes de ser entregados a vendedores ambulantes. Éstos aseguran que sus productos están libres de derechos.
«No le pagamos nada al gobierno, aquí no hay capitalismo», comenta Jorge, quien se declara «chavista militante».
En este pequeño local con aires de bazar, se amontonan los tradicionales llaveros, pins, calendarios, afiches, lapiceras, tazas, toallas, platos y pulseras con los colores del partido y de su líder, que se pueden adquirir por un puñado de bolívares.
También se ofrece el equipamiento completo del militante chavista, para usar en mitines y manifestaciones políticas: chaquetas, bolsos y camisetas indefectiblemente rojos, cornetas «PSUV» y banderas varias.
«Muchos clientes vienen de diferentes regiones del país, porque no tienen acceso a estos artículos donde viven», cuenta Jorge, para quien las ventas despegaron sobre todo durante las elecciones.
En otra tienda, ubicada al pie de un gran hotel caraqueño, hay objetos más raros. Según el gusto o el humor, se puede elegir entre un escote del «comandante» con estampado de camuflaje o una camisa roja, u optar por un reloj de pared con una foto mal recortada del presidente.
Sid Marrero, cliente de unos 50 años, explica que vino «para comprar pins» de Chávez, que colecciona. «Es como una especie de ritual», cuenta antes de asegurar que ser chavista es, sobre todo en este momento, «una verdadera profesión».
Sonia, una enfermera de 51 años, parece un poco decepcionada al salir de la tienda: el muñeco de Chávez se agotó. «Quería darle una alegría a mi madre, que es una verdadera fanática. Tiene todos los llaveros, los relojes, los aretes, sólo le faltaba el muñeco».
Pero poco importa, y en breve Sonia tiene previsto darse otra vuelta por el comercio.
AFP