NUEVA YORK. Imagine que está esperando que su esposa le diga cuál será la fecha de parto a la salida de la consulta con el obstetra y recibe este mensaje de texto en su teléfono celular: «Cada donde los días casos cercanos» «¡Algo está donde!».
Eso le ocurrió en diciembre pasado a un hombre de Boston que sabía que la autocorrección de textos -famosa por sus correcciones bizarras- estaba desactivada en el teléfono celular de su esposa, que estaba cursando la semana 11 de gestación.
Cuando la mujer, de 25 años, ingresó a una sala de emergencias, los médicos detectaron varios signos de un accidente cerebrovascular (ACV), como desorientación, imposibilidad de usar el brazo y la pierna derecha y dificultad para hablar. Una imagen por resonancia magnética (IRM) reveló que una parte de su cerebro no estaba recibiendo sangre suficiente.
Afortunadamente, los síntomas desaparecieron rápidamente y la joven pasó el resto del embarazo sin complicaciones con ayuda de un anticoagulante en baja dosis.
El caso, según cuentan tres médicos de la Facultad de Medicina de Harvard en Archives of Neurology, sugiere que «los registros digitales de uso creciente se transformarán en unaherramienta cada vez más importante para identificar las enfermedades neurológicas, en especial en los grupos de pacientes que utilizan más la comunicación escrita que oral».
Los autores describen este fenómeno como «distexia», que es la palabra que utilizaron otros colegas en un caso anterior con migraña y síntomas de un ACV diagnosticados por otros motivos.
«En el caso de la embarazada, el primer signo de dificultad con el lenguaje provino de sus mensajes de texto incomprensibles», dijo uno de los coautores, el doctor Joshua Klein.
Los ACV son raros en las mujeres de entre 15 y 34 años, entre las que se registran 11.000 por año, según las estadísticas que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC por su sigla en inglés) publicaron en el 2011.
El doctor Sean Savitz, director del Programa de ACV del Centro de Ciencias de la Salud de la University of Texas, en Houston, recordó que atendió a varios pacientes que mandaban correos electrónicos con signos de que estaban teniendo dificultades con el lenguaje, lo que se conoce como afasia.
Pero esos signos suelen aparecer acompañados con otra información. En este caso, por ejemplo, la asistente del obstetra le recordó más adelante a la embarazada que había tenido problemas para responder un cuestionario. Y seguramente habrían detectado antes su dificultad con el lenguaje si no hubiese sido por la debilidad de su voz debido a una reciente infección respiratoria.
«De modo que este único caso en sí no me dice si la distexia será un signo cada vez más común para detectar los ACV, pero creo que sí será un valioso agregado a la información que los neurólogos deben obtener cuando elaboran una historia clínica», dijo Savitz.
«Los principales signos de alarma de un ACV asociados con la escritura serían el uso de frases incomprensibles o problemas para leer o comprender los textos», precisó Klein.
El experto advirtió, no obstante, que «muchos teléfonos inteligentes poseen una función de autocorrección, que puede reemplazar palabras erróneamente y dar la impresión de que el usuario padece algún trastorno del lenguaje».
•Archives of Neurology, online