La resistencia del sacerdote Marcos Robayo, de 80 años, párroco del templo de San Martín de Porres en la UD2, desató la ira de dos antisociales, quienes le golpearon repetidamente provocándole entre otras lesiones, fractura facial
Al menos dos delincuentes que la madrugada de ayer intentaron cometer un hurto en la nave principal de la iglesia San Martín de Porres, en la UD2 de Caricuao, propinaron un brutal golpiza al párroco de 80 años de edad, cuando profanaban los accesos al templo católico.
Alertado por su sobrina el sacerdote Marcos Robayo, se levantó de prisa y junto a su sobrina comenzó a encender las luces y tocar las campanas para ahuyentar a los vándalos.
Una vez que decidió salir a ver qué había ocurrido, el cura de origen colombiano fue sorprendido por los antisociales, quienes le propinaron una salvaje golpiza en el rostro, hasta ocasionarle fractura facial y fisura en el ojo izquierdo. Cuando cayó de rodillas uno de los vándalos lo obligó a entregar su reloj de pulsera.