Los reflectores de la moda italiana, la fortuna de un emporio y las cábalas por otro accidente ocurrido hace cinco años han marcado la búsqueda de la avioneta que trasladaba al diseñador Vittorio Missoni y cinco personas más y desapareció hace trece días en el archipiélago venezolano de Los Roques.
Lo que el 4 de enero parecía un tema local cuando las autoridades reportaron la desaparición de un bimotor británico Norman BN2 con cuatro pasajeros y dos tripulantes cobró notoriedad al conocerse que involucraba al heredero del emporio Missoni, su esposa, Maurizia Castiglioni, y los también italianos Guido Foresti y Elda Scalvenzi.
Los cuatro italianos abordaron la aeronave pilotada por dos venezolanos: Hernán Merchán y José Ferrer, con rumbo a Caracas.
«Hasta que no se encuentren el avión o personas todo puede ser posible», declaró a Efe el embajador de Italia en Venezuela, Paolo Serpi, quien ha seguido de cerca la búsqueda realizada en los últimos días.
Aseguró, sin embargo, que en el rastreo del avión se detecta un punto en el que «tuvo un problema muy serio y perdió capacidad de volar» y sufrió una «pérdida de velocidad violenta».
El embajador italiano confirmó que en un encuentro con representantes del Ministerio del Interior, Protección Civil y aeronáuticas venezolanas con sus similares italianos y familiares se decidió seguir la «búsqueda de manera inteligente», pese a que ya se venció el plazo internacional de ocho días para este tipo de operativos.
Acordaron patrullar en las costas y hacer rastreos selectivos mientras llega a la zona un buque oceanográfico contratado a una empresa privada en Estados Unidos.
El buque, cuyo arribo está previsto para principios de febrero, «está equipado para la búsqueda en profundidad» ante la posibilidad de que la avioneta haya caído en una zona donde el mar «llega a 2.000 metros», inalcanzable para equipos venezolanos con capacidad para rastrear «hasta los 250» metros, explicó el diplomático.
Señaló que el buque es parte de un proyecto acordado por ambos países hace más de tres años, poco después del primer accidente. «Fue una operación que necesitó más de dos años», explicó Serpi sobre el acuerdo para traer el barco por un costo que calculó en alrededor de 4 millones de dólares.
Casi dos semanas después la incertidumbre sobre el paradero del bimotor continúa, al igual que las labores que mantienen en conjunto grupos de rescate venezolanos con el apoyo de expertos italianos, mientras surgían hipótesis como un posible secuestro y el diario La Repubblica, según medios venezolanos, calificaba la ruta como «maldita».
Al respecto, el grupo de Rescate Humboldt difundió en su cuenta en Twitter datos del siniestro ocurrido hace cinco años cerca de la «barrera coralina» de Los Roques recordando que entonces otra avioneta con 14 personas a bordo se precipitó al mar en las cercanías de la misma zona.
El hecho alentó las conjeturas de los supersticiosos y hasta se mencionó que la aeronave desapareció al entrar en una nube, mientras las autoridades intentaban determinar si se trataba de un secuestro o un accidente, como apuntan hasta ahora algunas hipótesis aunque no se han hallado restos ni indicios del fuselaje o de los viajeros.
Un piloto que se encontraba en la zona el día del accidente relató al rotativo La Stampa, según mencionó el diario venezolano Panorama, que había visto cuando el avión fue «tragado por una enorme nube» y no descartó que hubiese sido alcanzado por un rayo.
El experto en aviación Enrique Martín, de la Organización de rescate Humboldt, descartó que la ruta de Los Roques sea peligrosa, aunque apuntó que para esos destinos, cubiertos principalmente por chárter, se deben exigir aditamentos que faciliten la localización de estas pequeñas aeronaves. EFE