La política de grandes obras suntuarias, costosas importaciones, despilfarro y peculado, terminó por llevar al gobierno de Pérez Jiménez a la quiebra fiscal
“Las informaciones que recibo ponen en evidencia que la actuación de los gobiernos que han culminado con el actual no han sido nada favorables a la nación. Como ciudadano, sólo quiero que la patria encuentre un sendero de recuperación y que dentro de poco pudiera decirse que los males han pasado. Que es difícil que lo comprendan lo entiendo, porque mucha gente cree que me estoy regocijando con lo que sucede, cuando en realidad no hay nada de eso. Sigo siendo venezolano y buscando las mejores sendas de recuperación”.
Esta fue la respuesta que, en 1998, le dio al periodista de El Universal, Roberto Giusti, el ex – dictador Marcos Pérez Jiménez al ser entrevistado en su residencia en Madrid y preguntársele cómo percibía la situación en Venezuela a escasos dos meses de las elecciones presidenciales en las que resultó ganador Hugo Chávez.
El 23 de enero de 1958 es derrocado el mandato del General Marcos Pérez Jiménez, mediante un movimiento cívico-militar. Ese día es considerado como un triunfo del pueblo y turbas enardecidas salieron a las calles, en todo el país, a celebrar la caída del régimen y a tratar de acabar con los funcionarios que se habían ensañado en la persecución política durante toda la década.
Del poder a la derrota
En 1950, a raíz del asesinato del Presidente de la Junta, Carlos Delgado Chalbaud, asume la presidencia el doctor Germán Suárez Flamerich, conservando Pérez Jiménez su posición, pero con mayor control. En 1952 desconoce el resultado de las elecciones generales, en las que había triunfado el Partido Unión Republicana Democrática, dirigido por Jóvito Villalba y se declara en ejercicio de la Presidencia de la República, a través de la Seguridad Nacional (SN).
La Seguridad Nacional fue creada como un cuerpo autónomo dirigido por Pedro Estrada, hombre de entera confianza de Pérez Jiménez, quien se encargó de controlar y silenciar a los dirigentes de la oposición, procurándoles cárcel y las más despiadadas torturas.
Durante el gobierno perezjimenista se llevó a cabo la construcción de obras públicas, tales como: la Autopista Caracas-La Guaira (1953), la planta siderúrgica del Orinoco (1953), la Avenida Urdaneta (1954), el Centro Simón Bolívar, el teleférico de Caracas y el Hotel Humboldt (1956), entre otras. Pero el establecimiento de una férrea dictadura que disolvió a los principales partidos políticos (AD y PCV), sindicatos obreros, y en general, a cualquier tipo de oposición, que en definitiva significó la interrupción del proceso democracia en la historia del siglo XX, llevó al descontento generalizado en todos los sectores de la nación.
Fue una década de violaciones inimaginables a los derechos humanos, persecuciones, torturas, allanamientos y asesinatos. Todas estas acciones respaldas por un régimen absolutista que, gobernando sin legitimidad alguna, reprimió la libertad de expresión, aplicó la censura férrea a la prensa y estableció en el país cárceles masivas para alojar a los más valerosos hombres.
A pesar del férreo control nacional, implementado por Pérez Jiménez y sus hombres, la política de grandes obras suntuarias, costosas importaciones, despilfarro y peculado, terminó por llevar al gobierno a la quiebra. Esto afectó a los sectores de la economía privada, a los bancos, el comercio y la industria. Estos sectores, ligados íntimamente a los ingresos del gobierno, eran acreedores de la dictadura y necesitaban cobrar sus deudas. El desbarajuste y la falta de pago fue causa principal para que la burguesía, al principio adicta al dictador, terminara por ser partidaria de su derrocamiento.
El malestar y el descontento contra la dictadura se fueron extendiendo a todos los sectores. En el Ejército se comenzó a conspirar contra el régimen. El Partido Comunista y URD iniciaron en la clandestinidad una junta patriótica para coordinar la acción de todos los grupos que luchaban contra la dictadura. A esta Junta se incorporaron más tarde Acción Democrática y COPEI.
Otra circunstancia favorable al movimiento contra la dictadura, fue el vencimiento del período previsto en la propia constitución de la dictadura, para elegir al Presidente de la República por voto directo y secreto. Las fuerzas unidas contra Pérez Jiménez utilizaron esta circunstancia y plantearon que el gobierno convocara a elecciones, tal como lo ordenaba la constitución.
Para evadir el mandato constitucional, la dictadura llamó a un plebiscito confeccionado de tal manera que sólo se podía elegir a Pérez Jiménez. El plebiscito resultó un fraude que rebosó la paciencia del pueblo. El 1ero. de enero de 1958 se produjo el primer intento de rebelión militar, pero fracasó y sus principales dirigentes fueron detenidos, sin embargo, la crisis interna de la dictadura se hizo cada día más grave y el movimiento popular iba en ascenso.
En las calles se suceden manifestaciones y mítines. A mediados de enero la Junta Patriótica llamó a la huelga general para el día 21. El paro se cumplió a cabalidad y en muchos sitios de Caracas se produjeron enfrentamientos con las fuerzas del gobierno. En la noche del día 22, la Marina de Guerra y la Guarnición de Caracas se pronunciaron contra Pérez Jiménez, quien, privado de apoyo de las Fuerzas Armadas, huyó en la madrugada del 23 de enero de 1958.
“Vaca Sagrada”
La Vaca Sagrada es el apodo que recibió el avión presidencial empleado a comienzos de los años 1950 por el entonces presidente de Venezuela, General Marcos Pérez Jiménez y que logró notoriedad en el país porque fue el avión que usó el dictador y su familia cuando se vio forzado a abandonar el país con rumbo a Santo Domingo, República Dominicana durante el Golpe de Estado de 1958.
Edda Pujadas
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