A pesar de los controles que aplica el Gobierno Nacional a las empresas procesadoras, almacenadoras, distribuidoras y comercios de alimentos, algunas incurren en ilícitos e incumplen con las leyes para crear una mala imagen del Estado y obtener una elevada suma de recursos.
Sin embargo, el presidente del Superintendencia Nacional de Silos, Almacenes y Depósitos Agrícolas (Sada), Howard Díaz, detalló que gracias al Sistema integrado de Control Agroalimentario (Sica) la institución, junto con e Instituto para la Defensa de las Personas en el Acceso a los Bienes y Servicios (Indepabis), la de Guardia Nacional Bolivariana (GNB), el Servicio Nacional Integrado de Administración Aduanera y Tributaria (Seniat) y el Servicio Autónomo Nacional de Normalización, Calidad, Metrología y Reglamentos Técnicos (Sencamer) han logrado detectar algunas irregularidades frecuentes cometidos por estas empresas.
Desequilibrio en la distribución
El superintendente del Sada detalló que uno de los delitos más frecuentes en los que incurren el sector privado es la distribución desequilibrada de los alimentos en los estados del país, es decir, envían una mayor cantidad de productos a entidades pequeñas y una menor cantidad a los estados más poblados.
A través de esta estrategia, los empresarios pretenden crear desestabilización y zozobra en la población al no conseguir en los anaqueles de los supermercados y abastos los productos alimenticios de primera necesidad, así como crear una imagen negativa de las políticas agroalimentarias que ejecuta el Gobierno y sus organismos.
«Nosotros sabemos qué se produce y en qué cantidad, dónde está ese producto y cómo se distribuye. Así que podemos detectar irregularidades y revertir ese desequilibrio para evitar escasez en algunos estados», dijo Díaz.
Comerciantes informales
Otra de las irregularidades cometida por los privados es la desviación de alimentos a la red informal, para ser vendidos a los consumidores en plena vía pública a precios exorbitantes.
«El problema no es el buhonero, el problema es la personas que le vende al comerciante informal, porque desvían parte de su mercancía y se la venden a estas personas. También hay personas que llevan a toda su familia y cada una compra cuatro kilos de azúcar y regresan al día siguiente y de esta forma sacan el producto.
Mencionó que durante una inspección realizada recientemente en el mercado de Catia, se comprobó que un comerciante informal estaba vendiendo el kilo de azúcar a más de 10 bolívares y que el producto fue adquirido en un supermercado del Área Metropolitana de Caracas.
«La función del supermercado es vender al detal y no al mayor. En ese caso en particular redistribuimos el alimento y abrimos un expediente administrativo al supermercado», refirió el presidente del Sada.
AVN