Como ha sido publico notorio y comunicacional, la violencia sigue estando presente en los diferentes penales del país, y es así como en la cárcel de Sabaneta fueron asesinados Edixon Segundo Fernández, José Manuel Fernández y Juan Carlos Díaz. Los dos primeros se encontraban presos por robo de vehículos y el último por violación.
Cómo hacer entender a los responsables de esta materia en mi país, que deben impulsar una política de educación y trabajo, formal y no formal, y para ello es importante la participación de la población reclusa, pues en ese medio se dice que así como los presos son el problema, decimos nosotros, déjenlos ser parte de la solución.
Así será hasta que entendamos que el penitenciarismo es mucho más que lo que hace la administración penitenciaria de un país, ya que implica a todos los sectores encargados de los asuntos penitenciarios, organismos de control y colectivos dedicados a estos temas, las normas, su proceso de creación, interpretación y aplicación así como las relaciones sociales que en torno de las necesidades de la población de las personas privadas de la libertad se crean.
El surgimiento del penitenciarismo, en estricto sentido ,sólo podría pensarse en la humanidad tras el surgimiento de la pena privativa de la libertad como pena mayoritariamente aplicable de acuerdo con las legislaciones penales occidentales, y ello se puede fechar en los períodos comprendidos entre la última década del siglo XVIII y la primera década del siglo XIX.
Una administración pública y penitenciaria que no discute e implementa cambios con las organizaciones de la sociedad civil y que no son difundidos ante la comunidad en general y ante la comunidad académica en particular, para que esta última conozca los avances que se vienen adelantando y pueda hablar sobre la base del conocimiento y no de la desinformación, está condenada al fracaso.
Esta administración ha satanizado el trabajo de las ONG, y es un gran error que lamentablemente, no llegan a comprender.
Las organizaciones de DDHH que hacemos control documentando la situación en materia de Derechos Humanos en los establecimientos penitenciarios, haciendo uso de encuestas bastante objetivas sobre el maltrato, la alimentación, el trabajo, el estudio, el debido proceso, el ocio, etc., etc., son elementos que pudieran tomar las autoridades para fortalecer los programas institucionales; pero no así debido a que se nos ha prohibido entrar a los penales. Ahora bien, a quién perjudica que las organizaciones no podamos entrar, que escondan lo que uno ya conoce con improvisaciones. No se pueden solucionar las cantidades de problemas, y la excusa no puede seguir siendo que ese problema es una herencia de los 40 años pasados, porque ya llevan 14 años, y siguen hablando de buenas intenciones y el preso comiéndose un cable, el Estado tiene una deuda con el sectorpenitenciario y el preso sigue esperando, así lo disfracen de rojo, no piensen que el recluso es pendejo.
Humberto Prado