Aumentar el patrullaje, instalar módulos policiales y restaurar el alumbrado público en varias calles, son parte de las exigencias que dieron a conocer nuevamente habitantes del referido sector caraqueño, que ha perdido lo que fuera su tradicional tranquilidad a causa de la inseguridad
En menos de una semana fueron asesinadas dos personas en la parroquia La Candelaria del municipio Libertador. Uno de los homicidios fue perpetrado el pasado 8 de enero en el Liceo Andrés Bello, ubicado en la avenida Méjico, según versiones extraoficiales, un alumno del liceo disparó e impactó el pecho de la muchacha desde el tercer piso de la unidad educativa.
El otro homicidio ocurrió el 9 de enero, cuando un estudiante de Odontología de la Universidad Central de Venezuela, fue interceptado por delincuentes quienes lo hirieron mortalmente para robarle su reloj de pulsera cuando se trasladaba en su motocicleta en la Av. Maripérez de la mencionada parroquia.
Ante este clima de inseguridad, los vecinos expresaron sentirse vulnerables pues aseguran que la incidencia delictiva se ha incrementado notablemente, dados los constantes atracos, arrebatones y homicidios que se registran en esta parroquia.
Y que es, a pesar que esta zona fue considerada de clase media y eminentemente comercial, hoy en día sufre los mismos ataques del hampa como cualquier sector popular de la ciudad capitalina.
Así lo informó Carlos Julio Rojas vocero principal del Frente de Ciudadanos de la mencionada parroquia, quien expresó que el panorama de inseguridad que se comete en esta zona es cada vez mayor. “ La calidad de vida de los residentes ha mermado a consecuencias de las invasiones en la zona”.
De igual forma alegó que gran parte de la problemática recae en estas familias que toman ilegalmente espacios, para luego convertirlos en una especie de guarida, transformando el lugar en un foco de inseguridad violencia y desidia.
Ante esta situación, los residentes evitan transitar después de la 6:00 de la tarde específicamente en la esquina de Ferrenquín, Calero, Tracabordo, Platanal, Manduca o Monroy, pues temen ser objeto de un robo o pero aún asesinado al resistirse a un atraco, resaltó Rojas.
Sin límites
“La delincuencia opera libremente en las calles y se ha extendido en las parroquia El Recreo y San Bernardino, donde opera libremente sin ninguna autoridad que la frene, pues se valen de la poca presencia policial para cometer fácilmente sus delitos”, dijo Juan Carlos Vázquez, otro dirigente vecinal.
De igual forma alegó que precisamente para los comerciantes y dueños de restaurantes de la zona su actividad económica se ha visto perjudicada por la delincuencia, cuya situación los ha obligado a reducir sus jornada laboral ocasionándole pérdidas económicas.
“Anteriormente los establecimientos cerraban a las 8:00, ahora antes de la 7:00 de la noche ninguno permanece abierto, pues desde que nuevas personas poblaron la zona, la delincuencia ha aumentado, hay más indigentes y drogadictos, a veces están armados y atracan a la gente, también rompen las bolsas de basura buscando comida y eso genera suciedad en la calle”, se quejó Vázquez.
Cuenta el dirigente que otros de los problemas que resulta de complicidad para los delincuentes, son las continuas fallas en el alumbrado público, “las calles oscuras representa una situación propicia para que los malhechores puedan cometer sus fechoría libremente”.
Autoridad extorsiona
Según Marina Rodríguez, otra dirigente vecinal algunos comerciantes se han visto extorsionados por algunos funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana- GNB- quienes por garantizarles su seguridad exigen una cuota semanal de 400 bolívares. Sin embargo, otros vendedores prefieren contratar un personal de vigilancia que vele por su tranquilidad las 24 horas de días, “pues consideran que pagarle a un oficial por seguridad es contribuir a la corrupción”.
Mairy Chourio / mchourio@diariolavoz.net / @mairychourio