Las ironías de la política venezolana tuvimos en 2012 las más costosas elecciones presidenciales de nuestra historia republicana, donde el Ejecutivo Nacional dilapidó del erario público sin escrúpulo alguno millardos de dólares para financiar su campaña, como también el candidato opositor realizó un vasto esfuerzo financiero para competir ante el ventajismo del Estado con todos sus recursos.
Hoy a poco mas de 100 días de aquel 07 de octubre cada vez mas lejano nos encontramos en la incertidumbre, tenemos a un presidente electo estremecido por una enfermedad terminal, cuadro que vislumbra mas allá de los misteriosos pasillos de Miraflores una inminente elección presidencial en 2013 y por el otro lado el 45% del electorado quien votara al cambio del primer mandatario nacional se queda sin figura visible, al jugar posición adelantada quien recibiera tan descomunal demostración de apoyo. Pareciera que el espíritu de Diógenes Escalante (1945) ronda de nuevo en nuestra historia.
La tragedia no puede ser mayor en ambos bandos aún cuando suene cruel. Del lado oficialista manipularon hasta la saciedad la salud de su candidato a sabiendas de su estado terminal, tan solo por lograr la ansiada meta de ganar las elecciones presidenciales despreciando la condición humana y las leyes de la naturaleza. La crítica situación del paciente le determinó a los 60 días de su reelección públicamente designar un heredero, quien por su elemental raciocinio no le pisa los talones al mentor.
En la otra orilla la procesión también es dramática. Al haberse obtenido como nunca un liderazgo legitimado con casi 7.000.000 de votos, éste prefiriera la capilla en lugar de la catedral, derivando la actual acefalía opositora en una ausencia temporal de alternativa, frente al escenario constitucional de suplir la vacante presidencial en el caso de una separación absoluta del cargo del presidente reelecto como ya se evidencia.
Entre tanto el país anda como barco a la deriva y el drama social sin solución, los que detentan el poder ante la ausencia del jefe histórico y el desconocimiento de la función de Estado de los herederos, aprovechan para arreciar con furia el saqueo de los recursos públicos, entregando sin menoscabo alguno nuestra soberanía nacional al régimen castrista, y por el otro la dirigencia opositora quien luce incapaz de recuperar su condición de representar la nación herida. Para recuperar nuestro país es fundamental al momento de asumir las decisiones necesarias convocar a toda expresión nacional posible, dejar sólo la conducción de esta fase en manos de la dirigencia opositora es una quimera.
Aún cuando exista un desolador cuadro de incertidumbre al mismo tiempo surgen oportunidades, no existe en nuestra historia una condición per se al fatalismo. Esta encrucijada que estremece a nuestro país determina que el vacío característico sea resuelto donde logremos el rumbo certero, como aquel dicho llanero “necesitamos un baqueano aunque esté perdido”.
Froilán Barrios Nieves