Los cadáveres fueron sacados del río Quweiq que separa Bustan al Kasr y Ansari, dos barrios también en manos de los rebeldes
SIRIA. Al menos 65 hombres jóvenes, ejecutados de un disparo en la cabeza, fueron encontrados este martes en un barrio de la ciudad siria de Alepo, en la última matanza hasta el momento en este país en guerra, a varias horas de una intervención del mediador internacional Lakhdar Brahimi en la ONU.
Brahimi, emisario de las Naciones Unidas y de la Liga Árabe en Siria, comparecerá sobre las 20H00 GMT ante el Consejo de Seguridad para informar de sus esfuerzos que, hasta ahora, no han logrado poner fin a un conflicto que ya ha dejado más de 60.000 muertos en cerca de dos años, según la ONU.
Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), «al menos 65 cadáveres no identificados fueron encontrados en el barrio de Bustan al Kasr», un barrio controlado por los rebeldes en Alepo, la metrópoli del norte escenario de combates entre soldados del régimen e insurgentes.
Los jóvenes «de unos 20 años fueron ejecutados de un disparo en la cabeza. Vestidos de civil, la mayoría tenían las manos atadas a la espalda», añadió el OSDH, una ONG con sede en Gran Bretaña que obtiene sus informaciones de una amplia red de militantes y médicos en Siria
Los cadáveres fueron sacados del río Quweiq, que separa Bustan al Kasr y Ansari, dos barrios también en manos de los rebeldes.
Por su parte, un capitán rebelde, Abu Sada, quien se encontraba en el lugar, dijo a la AFP que «hasta el momento hemos recuperado 68 cadáveres, alguno de ellos son solo niños». «Pero debe haber más de 100, aún quedan muchos dentro del río y estamos tratando de recuperarlos», dijo Sada, quien añadió que «han sido todos ejecutados por el régimen».
Sin embargo, un responsable de los servicios de seguridad del régimen afirmó a la AFP que se trata de «ciudadanos de Bustan al Kasr, que fueron secuestrados por grupos terroristas después de ser acusados de estar a favor del régimen». «Fueron ejecutados durante la noche del lunes al martes y sus cuerpos fueron lanzados al río», afirmó. El régimen acusa a los rebeldes de ser «terroristas».
Por el momento, resulta imposible identificar a los cadáveres. «No sabemos quiénes son porque no llevaban identificación», afirma uno de los voluntarios mientras ayuda a introducir el cuerpo de un hombre en el interior de un camión. En el vehículo, un corresponsal de AFP contó 15 cadáveres.
Se trata del último descubrimiento macabro hasta la fecha en Siria, donde el régimen reprimió violentamente la revuelta popular que comenzó en marzo de 2011 y se transformó en una guerra entre las tropas gubernamentales y los desertores, ayudados por civiles armados y yihadistas llegados del extranjero.
En otras zonas del país, los combates continuaban causando estragos entre los dos bandos, rebeldes y soldados, que intentan ganar terreno, especialmente en el este y en la periferia de Damasco.
En Idlib, en el noroeste de Siria, los rebeldes controlaban casi toda la prisión central, según la ONG.
AFP