Por medio de un comunicado, la Delegación Nacional de Pastoral Penitenciaria de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) expresó su dolor por los hechos de violencia ocurridos en la cárcel de Uribana el pasado viernes 25 de enero.
«A las autoridades penitenciarias les recordamos que el supremo compromiso del Estado venezolano no puede ser otro más que el de garantizar la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la defensa y desarrollo de la persona y de su dignidad», reza el texto.
La Delegación Nacional de Pastoral Penitenciaria de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) advierte «es imprescindible una investigación de lo acontecido en Uribana».
Lea a continuación el comunicado completo:
COMUNICADO CON MOTIVO DE LO SUCEDIDO EN URIBANA
La Delegación Nacional de Pastoral Penitenciaria de la Conferencia Episcopal Venezolana expresa su dolor ante los acontecimientos ocurridos en el Centro Penitenciario de Uribana, en los que han resultado heridos unos 120 privados de libertad y más de 58 fallecidos. Por su eterno descanso, elevamos a Dios, Padre de toda misericordia, nuestra más ferviente oración. Manifestamos nuestra opinión de que tragedias humanas como ésta, la segunda en dimensiones después de la masacre de Sabaneta del enero de 1994, requieren de responsable precisión en las informaciones.
Así mismo, expresamos nuestra condolencia a los familiares de los occisos, para quienes imploramos del Espíritu de Dios los dones de fortaleza y serenidad para estos trágicos momentos que enlutan sus hogares. Es nuestro anhelo que la fe en la palabra de quien nos garantiza la Vida Eterna sea causa de profundo consuelo y confortadora esperanza.
A todos los Voluntarios de la Pastoral Penitenciaria de Venezuela, muy especialmente a nuestros hermanos de la Arquidiócesis de Barquisimeto, les animamos a no desfallecer en la tarea de ser presencia amorosa de Dios tanto para los allegados de las víctimas como para los de aquellos que han sido alejados de sus lugares de residencia con motivo del desalojo del citado penal. Situaciones como las que motivan esta comunicación nos hacen percibir la necesidad que los internos tienen de nuestra caridad y solidaridad. Nos precisan, pero unidos a nuestros pastores en una Iglesia que, sin perjuicio de la unidad ya vivida, se abre en ecuménica actitud a logros mayores. Que nadie logre resquebrajar nuestra comunión en el quehacer pastoral.
A nuestros hermanos de las Pastorales Penitenciarias de otros países les agradecemos sus comunicados de solidaridad. Su divulgación nos ayuda a sensibilizar a Venezuela sobre la gravedad de los hechos como los acontecidos recientemente en Uribana.
A las autoridades penitenciarias les recordamos que el supremo compromiso del Estado venezolano no puede ser otro más que el de garantizar la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la defensa y desarrollo de la persona y de su dignidad, la construcción de una sociedad justa y amante de la paz, entre otros nobles fines reconocidos en el texto constitucional. Por ello, el Servicio Penitenciario, acorde a los valores y fines promovidos por la Carta Magna, tiene la imperiosa necesidad de facilitar un marco de convivencia penitenciaria que permita a las personas en conflicto con la ley penal asumir, desde la libertad, un proceso de transformación que les conduzca a una plena realización de su existencia en convivencia con una sociedad plural, fundamentada en los derechos humanos y los principios de la ética que garantizan la fraternidad de los hombres y mujeres de nuestro país. Por el bien de nuestros hermanos privados de libertad, les sugerimos esforzarse en erradicar las mafias que hacen de las sedes del sistema penitenciario auténticos negocios de armas, drogas, secuestros y otros lucros delictivos que conducen a situaciones tan lamentables como la descontrolada violencia recientemente acaecida en el penal del Estado Lara; así mismo, les invitamos a encauzar las energías hacia proyectos positivos que reconozcan el derecho de todos los ciudadanos y de las instituciones en las que éstos expresan sus opciones por un mundo mejor. Se podrá, así, aunar esfuerzos por la superación de la crisis penitenciaria que afecta a nuestro país. La Iglesia Católica de Venezuela sigue abierta al diálogo y a la cooperación para prestar a nuestros hermanos privados de libertad los servicios de asistencia religiosa, derecho reconocido por la legislación internacional y por la tradición penitenciaria venezolana. Es imprescindible una investigación de lo acontecido en Uribana.
A toda la sociedad venezolana, especialmente a quienes nos sentimos motivados por el Espíritu de liberación y por la gracia que nos une a todos en la comunión trinitaria, les pedimos su oración por los afectados en los recientes sucesos de Uribana, así como por todos los que padecen la violencia carcelaria en la rutina de cada día. Incluyan en sus súplicas a los agentes de la Pastoral Penitenciaria y a los profesionales que configuran el complejo Mundo Penitenciario. Las cárceles están urgidas del compromiso y la colaboración de todos los hombres y mujeres de buena voluntad.
P. Ponc Capell
Delegado Nacional de Pastoral Penitenciaria de la CEV.