Francia quiere que el regulador de la UE restrinja uso de los orales combinados de tercera y cuarta generación, por la preocupación de que pueda acarrear un mayor riesgo de coágulos sanguíneos peligrosos
La Agencia Europea del Medicamento anunció que revisará la seguridad de los anticonceptivos orales combinados de tercera y cuarta generación para decidir si es necesario restringir su utilización.
La decisión se produce a petición de Francia, donde las autoridades han dado ya pasos para reducir el uso de estos medicamentos en favor de los anticonceptivos de segunda generación.
Los nuevos fármacos, como el Meliane o el Yasmin de Bayer, son muy populares porque reducen los efectos secundarios observados en versiones anteriores, como el aumento de peso y brotes de acné.
Pero Francia quiere que el regulador de la Unión Europea restrinja su uso por la preocupación de que pueda acarrear un mayor riesgo de coágulos sanguíneos peligrosos.
Aunque todos los anticonceptivos orales se asocian con ciertos riegos de coágulos sanguíneos peligrosos, varios estudios sugieren que las pastillas más recientes de tercera y cuarta generación tienen mayores riesgos que sus predecesoras.
La Agencia Europea del Medicamento (AEM), con sede en Londres, que a principios de mes dijo que no había nuevas pruebas de riesgos en la seguridad, señaló que el riesgo de coágulos es «muy bajo» con todas las pastillas anticonceptivas, aunque es más alto en las de tercera y cuarta generación.
«No hay ninguna razón para que ninguna mujer deje de tomar su anticonceptivo. Si una mujer tiene problemas, puede discutirlo con su médico», dijo la AEM en su último comunicado.
El Gobierno francés dijo a principios de este mes que dejaría de financiar los costos de las recetas de pastillas de tercera y cuarta generación y restringiría su uso, después de que una mujer demandó a Bayer por posibles efectos secundarios.
Cerca de 2,5 millones de francesas toman pastillas de tercera y cuarta generación, casi la mitad del total de usuarias de anticonceptivos orales. Las autoridades sanitarias galas aseguran que el uso de estas nuevas píldoras es excesivo.