El vicepresidente de la República, Nicolás Maduro, se reunió con familiares de víctimas asesinadas el pasado 11 de abril de 2002 y exigió que se haga justicia con los compatriotas que perdieron su vida y con otras que quedaron lesionadas.
«Como gobierno, seguimos exigiendo justicia (…). La ley tiene que caer con todo su peso sobre los responsables, no puede haber impunidad», dijo, a su salida del encuentro. El 11 de abril de 2002, grupos de poder económico y sectores políticos de derecha se aliaron para orquestar un golpe de Estado contra el gobierno del presidente Hugo Chávez.
En principio, los dirigentes del Golpe alentaron una marcha de ciudadanos hacia el Palacio de Miraflores (sede del Ejecutivo) mientras, en las inmediaciones del lugar, se hallaban concentradas otras miles de personas en favor de las leyes con vocación socialista recién promulgadas por Chávez, que provocaron rechazo entre la oligarquía criolla.
Francotiradores aguardaban en azoteas para provocar más tarde decenas de muertes que la derecha intentaría usar como justificación del golpe de Estado contra Chávez. Por otro lado, funcionarios de la extinta Policía Metropolitana, comandada entonces por un pro golpista, usaron sus armas contra personas que repudiaron la intentona.
«Los autores de esta masacre, algunos condenados, otros huyendo, algunos de ellos refugiados en Miami, estuvieron, con la sangre más fría, planificando estos asesinatos, esta emboscada», recordó Maduro.
De esta manera, las víctimas del 11A fijaron posición a propósito de recientes peticiones que solicitan «un gesto de humanidad» por parte del gobierno para la libertad de Iván Simonovis, condenado a 30 años de prisión tras un juicio en el que quedó demostrada su participación a favor de aquellos asesinatos.
Maduro también cuestionó a quienes todavía hoy continúan justificando los hechos de 2002, «llamando presos políticos a quienes no lo son, a quienes se prestaron para la masacre de su propio pueblo». «Recordamos aquellos días con dolor, sin odio, pero con mucho dolor», agregó el vicepresidente, tras señalar que, de haberse concretado el golpe, la derecha no habría dudado en apuntarse miles de muertos más: «¿Cuántos torturados, detenidos, desaparecidos hubieran provocado?».
AVN