Presa en su angustia, pero con esperanzas de recuperar su inmueble se encuentra Meyra Pacheco, de 58 años, quien estando enferma de cáncer de mama continua apostada en las puertas de su casa a fin de exigir la desocupación de su residencia
“En una acto de solidaridad, le alquilé hace 13 años mi única vivienda a una familia, pero al transcurrir los años tuve la necesidad de venirme del exterior y recuperarla, pero hoy en día lamento de arrendarla, pues llevo más 25 días pernotando en las afueras de mi apartamento a fin de exigir la desocupación del inmueble porque mis inquilinos se niegan a irse, alegando no tener un techo donde vivir”.
Así lo expresó Meyra Pacheco, mujer de 58 años, quien resaltó sentirse afligida y alarmada por la actitud de sus arrendatarios, pues los días pasan y sigue estando en las puertas de su vivienda, ubicada en edificio Doralta, parroquia La Candelaria del municipio Libertador, sin tener una respuesta favorable por parte de las autoridades.
“Nunca pensé que podría estar ante el abandono del Estado, me parece algo injusto que después de haber acudido a varias instancias gubernamentales, sigo dependiendo de la comida que me regalan los comerciantes y del colchón que me donaron los vecinos cuando duermo”, lamentó.
Un llamado a los autoridades
La mujer resaltó que hace meses una audiencia en el Tribunal 10 y a pesar que ambas partes expuso su problemática de acuerdo a su conveniencia “ debo destacar que desde el año 2008 le he pedido desocupación a estos ocupantes, quienes hasta ahora le han dado largas al asunto, pues alegan que la Ley de Alquileres los ampara”.
Cuenta que los ocupantes siguen haciendo vida dentro del inmueble, incluso, ni siquiera cruzan palabra con ella. Según señala Pacheco, hace poco se atrevió a dirigirle la palabra con la intención de sostener una conversación y llegar a un acuerdo. No obstante, la respuesta no fue “nada favorable, pues lo único que logré fue ganarme malas respuesta y amenazas, no contento con eso, me acusaron de hostigamiento”.
La propietaria reiteró que cada vez que se renovaba el contrato de arrendamiento los inquilinos nunca se quejaron del monto, inclusive, hoy en día cancelan 375 bolívares por cada mes y “ yo aún cancelo lo servicio públicos que ellos gozan, pero desde aquella vez que le pedí la desocupación comenzó su inamistad”.
Mairy Chourio / mchourio@diariolavoz.net / @mairychourio