La solución a lo que se vive está en la Carta Magna, que esta salida no quita ni un ápice del bienamado poder al oficialismo, que ni el mejor presidente, ni la mayor cantidad de votos, ni la más desbordada emoción pueden pasar por encima de una violación a la ley
Décadas atrás, a través del hoy desaparecido canal televisivo Radio Caracas Televisión, se pudo ver una de las telenovelas más controversiales de todos los tiempos. La célebre Leonela, de la madre del culebrón, Delia Fiallo, contaba el escabroso relato de una mujer que se enamoraba de su violador.
Encarnados en la hermosa Mayra Alejandra y el siempre recordado Carlos Olivier, este dúo crispó al país. Protestas de mujeres, foros, críticas implacables de los medios; sucedió de todo. Pero eso sí: todos veían RCTV a las 9:00 pm y doña Delia se salió con la suya, una vez más se llevó todos los puntos de la audiencia.
La polémica que ha quedado en el ambiente desde entonces y en todos los momentos y lugares donde se ha exhibido el controversial melodrama es obvia: ¿se puede justificar una violación por amor?
Más allá del éxito del producto, las críticas lo acompañan hasta hoy, y en mucho sus altos niveles de sintonía han tenido que ver con la curiosidad e incluso con la reprobación que generó aquella historia.
Hoy, cualquiera diría que el partido de gobierno levantó los estandartes del melodrama por conveniencia, y en el mejor estilo de Leonela y Pedro Luis, viola sin pudor alguno la Constitución Nacional, amparándose en el escudo aparentemente incuestionable del amor.
Como bien lo dijera el escritor Alberto Barrera Tyszka, todo lo que vivimos, muy a pesar de los jerarcas del poder, está más cerca de la Fiallo que del Ché Guevara.
Al igual que el galán de aquella producción, nos llenan de frases melosas, corazones impresos por todas partes y discursos inundados de calculada emoción que contrastan con su irracionalidad, todo para convencernos de que los atropellos a las leyes son justificables porque por encima de ellos está el sentimiento.
Al recurrir al argumento emocional, existe un reconocimiento de que los hechos no admiten sustento racional. La violación del contrato fundamental de la República no tiene justificación y es tan nociva para el oficialismo como para la alternativa democrática. El limbo que hoy vive la patria confirma lo que exponemos.
Reiteramos que la solución a lo que se vive está en la Carta Magna, que esta salida no quita ni un ápice del bienamado poder al oficialismo, que ni el mejor presidente, ni la mayor cantidad de votos, ni la más desbordada emoción pueden pasar por encima de una violación a la ley.
Se respeta el sentimiento que hay entre el presidente Chávez y sus seguidores, se respeta su circunstancia personal; pero la arbitrariedad de los poderes públicos sustentada en un sentimentalismo utilitario no tiene lugar en este mal momento. Por el bien de los venezolanos, es mejor dejarla para alguna de esas historias ficticias y exageradas que nos entretienen por TV a las 9 de la noche.
Noel Alvarez *
Twitter: @alvareznv
*Coordinador Nacional de Independientes por el Progreso