El próximo 24 de febrero se conformará el Parlamento, el punto culminante de los presentes comicios, pues los diputados reunidos tendrán a cargo de designar al presidente del Consejo de Estado, un cargo que actualmente tiene Raúl Castro
LA HABANA. Los cubanos acudieron el domingo a las urnas para votar la segunda etapa de un proceso comicial que arrancó en los meses pasados con las elecciones de los delegados municipales y continuó el domingo con los provinciales y los diputados nacionales.
«Es un sistema electoral que es distinto, yo en lo personal encuentro que es más democrático que los que conozco», expresó Bruno Rodríguez, ministro de Relaciones exteriores de Cuba después de ejercer su voto.
El proceso se realiza cada cinco años, se desarrolla en varios meses con las elecciones de unos 612 diputados para la Asamblea Nacional del Poder Popular (Parlamento) y más de 1.600 delegados provinciales.
Rodríguez anunció que el próximo 24 de febrero se conformará el Parlamento, el punto culminante de los presentes comicios, pues los diputados reunidos tendrán a cargo de designar al presidente del Consejo de Estado, un cargo que actualmente tiene Raúl Castro.
«Esto es importante en la vida de la nación… tenemos una altísima participación en nuestro país» agregó Rodríguez.
Para el vicepresidente Miguel Díaz Canel, el proceso electoral es «indivisible del momento que estamos viviendo, aquí los que sean elegidos van a ejercer en su gestión un aporte a toda la implementación de los lineamientos, en lo que tenemos que transitar para perfeccionar nuestro socialismo y nuestra sociedad».
El proceso electoral cubano es bastante singular pues no cuenta con campañas y no existe la competencia de agrupaciones políticas pues los candidatos son propuestos por los vecinos y las organizaciones sociales de la isla.
Por ley ni siquiera el Partido Comunista –único con estatus legal– realiza actividad electoral, pues según la Constitución del país su tarea no es la imponer a sus miembros, sino la de «dirigir» el rumbo de la sociedad.
Arnaldo Herrera un electricista de 54 años manifestó, «vengo a votar por voluntad propia con la esperanza que se vea el trabajo de los delegados y diputados, que no se acomoden que se vea mejoría, hace falta que hagan algo, por ejemplo arreglar los edificios que tienen problemas, algunos se están cayendo, que la población se sienta contenta con lo que hagan»
En tanto, Miriam Rosell, de 51 años e inspectora de profesión, votó para que «los diputados lleven mi palabra a la Asamblea y que hagan el trabajo que el pueblo espera».
Las dos visiones…
Para los defensores del modelo la ausencia de varios partidos políticos evita la corrupción o la imposición de grupos de interés adinerados, mientras garantiza una verdadera democracia participativa.
Para sus detractores, la falta de competencia entre agrupaciones impide un verdadero debate de programas de gobierno y de renovación de ideas.
En el proceso electoral 2008, un 96,8% de los cubanos empadronados entonces -con más de 16 años- asistieron a las urnas y una mínima cantidad fue de boletas en blanco o inválidas.