El gobierno lanzó una ofensiva contra la oposición, que incluye amenazas de cárcel por supuesta corrupción, coincidiendo con la larga ausencia por enfermedad del presidente Hugo Chávez, que según analistas apunta a cerrar filas en el chavismo y a desmentir que exista un vacío de poder.
La noche del martes, la Asamblea Nacional (AN), controlada por los chavistas, abrió una investigación por corrupción a dirigentes del partido Primero Justicia (PJ-socialcristiano), del líder opositor Henrique Capriles.
«Vamos a preparar los escritos y vamos a llevar el caso al Ministerio Público. Nosotros no los vamos a meter presos, la justicia los va a meter presos», amenazó el presidente de la AN, Diosdado Cabello, que también calificó al jóven líder opositor de «Pablo Escobar venezolano».
Hace semanas, el gobierno denunció que grupos de la «ultraderecha» venezolana y extranjera, «infiltrados» en el país, planeaban un atentado contra el vicepresidente Nicolás Maduro y Cabello. El martes, el mismo Maduro señaló como orquestador de este supuesto plan al ex comisario Henry López Sisco, refugiado en Costa Rica tras ser acusado por la justicia venezolana de una matanza en 1986.
Y días antes, el vicepresidente había acusado a Capriles de conspirar contra el gobierno y la paz del país desde Colombia, donde se reunió con el expresidente del gobierno español Felipe González.
«Parece que el dúo gobernante no encuentra mejor manera de llenar el vacío existente por la ausencia de Chávez que aumentando los decibeles de la retórica amenazante con la cual se ha iniciado este año 2013», escribió en su columna de El Nacional el político y periodista Vladimir Villegas, disidente del chavismo.
Para el analista político Luis Vicente León, de la consultora Datanálisis, «en la medida que se alarga la ausencia de Chávez, se hace más peligroso que se pueda percibir un vacío poder y se hace más peligrosa la oposición como un actor que pueda ser visto con interés por parte de la población».
Si Chávez no pudiera seguir ejerciendo la presidencia, el gobierno debería convocar a elecciones en el plazo de un mes. Desde que el 11 de dicembre se sometiera a su cuarte operación de cáncer en La Habana, ninguno de sus homólogos latinoamericanos que allí viajaron declaró haberlo visto, ni tampoco fue publicada imágen alguna suya.
El gobierno busca «atemorizar al adversario para minimizarlo y enviar mensajes concretos de que no hay ningún vacío y que incluso podría ser más fuerte y más duro que el actor al que ellos estaban acostumbrados», explica León a la AFP.
Sin embargo, para el analista Farith Fraija la ausencia de Chávez «no tiene nada que ver» con las acusaciones de estas últimas semanas ni con las denuncias de corrupción presentadas en la Asamblea Nacional, que según él demuestran que hay una parte de la oposición que está jugando al margen del sistena democrático venezolano».
Maduro y Cabello, las dos caras más visibles del chavismo sin Chávez, han endurecido al unísono sus descalificativos contra la oposición, a la que acusan de querer enfrentarlos para generar división en el chavismo. Antes de partir a La Habana, Chávez nombró a Maduro su heredero político en caso de que él quedara inhabilitado para gobernar.
«Este burguesito está bien derrotado y por donde muestre la cara palo va a llevar del pueblo», dijo el martes Maduro en alusión a Capriles, el adversario que ha perdido por menos diferencia -11 puntos- de los cuatro que han enfrentado a Chávez en elecciones presidenciales desde 1998.
Cabello, derrotado por Capriles en la gobernación de Miranda en 2008 para la que fue reelecto en 2012, aseguró que «no hay conciliación posible» con el viejo sistema biparatidista de socialdemócratas y democratacristianos, que gobernó Venezuela desde 1958 hasta la llegada de Chávez al poder en 1999, y hoy integran la coalición opositora.
«Este dúo gobernante quiere ser más chavista que Chávez, más duro, menos tolerante hacia fuera y hacia dentro. Quiere, por esta vía, compensar la ausencia del Presidente y evitar que cualquier «debilidad» los coloque en «estado general de sospecha», añadió en su columna Villegas.
La oposición, que critica el hecho de que el gobierno venezolano siga en funciones a pesar de que el pasado 10 de enero terminó el período constitucional, también ha subido el tono de sus contraataques, acusando de corruptos a Maduro y a Cabello, y al chavismo de ejercer el poder de manera arbitraria.
Del primero, Capriles suele decir que «el cargo le queda grande», mientras que al segundo lo llama «Al Capone». «Para la oposición es fundamental buscar alternativas para resquebrajar un poco esa conexión tan fuerte del chavismo con el pueblo. Atacar a Maduro, atacar a Diosdado, pero además tratar de provocar divisiones entre ellos es un mecanismo electoral también de debilitamiento del adversario. A Chávez no le pueden atacar por corrupción», dijo León.
Maduro y Diosdado, sin embargo, también han lanzado advertencias dirigidas a sus propias filas. «Quien se salga de las líneas e instrucciones del Comandante Chávez, el pueblo se lo va a cobrar», aseguró el lunes Cabello, vestido de militar, en la conmemoración del 21º aniversario del intento fallido de golpe de Estado liderado por Chávez en 1992, en la que participó como teniente el presidente de la AN.
AFP