Milos Alcalay
Conmemorar el 4-F es atentar contra los principios consagrados por la Carta Democrática Interamericana que condena los cuartelazos de todo tipo al desenmascarar la falsa idea de los movimientos “patriotas” conducidos por militares autocratas
Resulta contradictorio constatar que mientras se conmemora oficialmente el fracasado Golpe de Estado del Teniente Coronel Chávez del 4 de Febrero de 1992, se condene al mismo tiempo el Golpe de Estado del General Pinochet del 11 de Septiembre de 1973
La conmemoración oficial del 4 de Febrero justifica la vía insurreccional al “legitimar” el Golpe contra el Presidente electo Carlos Andrés Pérez. Ello constituye –ademas- una peligrosa forma de glorificar la cadena de Golpes que vivió America Latina, y que creíamos que eran epocas superadas gracias a la democratización de la década de los 80.
La celebración “revolucionaria” repite el mismo guión de otros Golpes de Estado auto denominados “populares” que en el pasado promovieron regimenes cívico- militares similares como lo hicieron al declarase fechas festivas en sus respectivos países el 11 de Octubre de 1968 por el Teniente Coronel Omar Torrijos; el 3 de Octubre de 1968 por el General Juan Velasco Alvarado en Perú, el 19 de Julio de 1979 por los dirigentes de la Junta Sandinista, y el 26 de Julio de 1954 -epicentro de este tipo de conmemoraciones consagradas por Fidel Castro y su entonces fracasado Asalto al Cuartel Moncada.
Si los “revolucionarios” aceptan conmemorar esas jornadas militares apropiándose de la noción de la Internacional de las Espadas pero conducida por la “Espada de Bolívar por America Latina” -como les gusta corear a los “rojos-rojitos”- no pueden rechazar que otros nostálgicos golpistas también conmemoren Golpes como el del 11 de Septiembre de 1973 conducido por el Ministro de Defensa de Chile Augusto Pinochet contra el Presidente Salvador Allende; o el de la “Revolución” Cívico-Militar del Brasil en 1964 en contra de Joao Goulart o el del fracasado y ridículo golpe del Teniente Coronel Antonio Tejedo el 23 de Febrero de 1983 en el asalto al Congreso de los Diputados en España, por solo mencionar algunas de las otras “epopeyas” anti-democráticas.
Conmemorar el 4-F es atentar contra los principios consagrados por la Carta Democrática Interamericana que condena los cuartelazos de todo tipo al desenmascarar la falsa idea de los movimientos “patriotas” conducidos por militares autocratas.
Por ello vemos con preocupacion que se acepten a nivel internacional actos de “democracia-ficción” como la juramentación del bochornoso “Todos somos Chávez” ante la ausencia evidente del Presidente Reelecto, pero contando con la presencia complaciente de 22 Jefes de Gobierno o de Estado. Mas grave aun, es que esos mismos Gobernantes en la OEA, condenaran los supuestos Golpes de Estado en los casos de Zelaya en Honduras y de Lugo en Paraguay, mientras al mismo tiempo responden con un silencio complaciente -en algunos casos- y un aplauso expreso -en otros casos- al tratar con benevolencia el Golpe del 4 de Febrero de 1992, lo que puede ser interpretado como una penosa expresión del “Amor de la Patria Grande” al retorno del Golpismo en America Latina.