Luis Oliveros
Mientras más leo de ambos casos, solo concluyo en una cosa: #LiberenASimonovis y #LiberenAAfiuni. ¿Cuánto más esperar, que tengan un final al estilo Franklin Brito?
No conozco a Iván Simonovis, a su esposa ni mucho menos a su hija Ivanna, la cual con apenas 15 años la vida le ha puesto complicadas pruebas como la ausencia en el hogar de su padre. Tampoco conozco a la Sra. Afiuni. Ambos personajes tienen varias cosas en común, una de ellas es que están privados de su libertad por circunstancias bastante «extrañas».
Al Sr. Simonovis se le acusa del asesinato de 19 personas en los alrededores del Palacio de Miraflores el 11 de abril de 2002. ¿Cómo es posible que cerca de la casa más vigilada del país este señor haya sido capaz de semejante acción? ¿Cómo lo hizo si horas antes pidió por radio a los manifestantes no llegar a Puente Llaguno?.
La Sra. Afiuni fue arrestada en 2009 por cargos de corrupción después de haber ordenado la libertad condicional bajo fianza al empresario Eligio Cedeño, sin embargo sigue presa a pesar de que nunca (al menos en lo que pude investigar) se ha comprobado el acto de corrupción.
Otra cosa que tienen en común ambos es que padecen cáncer, casualmente la misma enfermedad que tiene el presidente Chávez y por la cual tenemos mucho tiempo sin oírlo o verlo. Si él tiene acceso a un tratamiento para su penosa enfermedad, ¿por qué la Sra. Afiuni y el Sr. Simonovis no?, ¿acaso en nuestro país donde nos venden un socialismo, un nuevo hombre y la importancia de la igualdad, hay venezolanos más favorecidos que otros?
La juez Afiuni recientemente denunció maltratos y violaciones, sin embargo las autoridades competentes no le prestaron la más mínima atención y hoy está detenida en su casa, sin haber tenido aún un juicio. Human Rights Foundation pidió a las autoridades venezolanas la liberación «inmediata» de la Jueza al considerar que su encarcelamiento y arresto domiciliario han superado el máximo legal de tres años. Tampoco hubo respuesta.
Para que tengan una idea por lo que está pasando el Sr. Simonovis, en 8 años de prisión solo ha tenido acceso a 13 días de luz solar y aire natural. Menos de dos semanas en 8 años, 0.45% de su tiempo en prisión. Esas cifras suenan a campo de concentración nazi.
Además del cáncer, al Sr. Simonovis está a punto de rompérsele su columna vertebral, la insuficiencia de luz natural ha producido daños muy graves en su cuerpo, en sus huesos. ¿Cómo es posible seguir con semejante castigo hacia una persona?.
La esposa del Sr. Simonovis dijo algo que parece ser lo que está pasando en la actualidad: «Mi esposo cumple una condena a muerte en cámara lenta». Lo peor de todo es que hay muchos periodistas y analistas serios que sostienen que tanto el Sr. Simonovis como los policías apresados son inocentes de los cargos que les imputaron. Estas personas declararon en el juicio y mostraron pruebas, sin embargo no les hicieron caso.
Mientras más leo de ambos casos, solo concluyo en una cosa: #LiberenASimonovis y #LiberenAAfiuni. ¿Cuánto más esperar, que tengan un final al estilo Franklin Brito?